Tan solo una noche de sueño perdido puede hacer que el cerebro se llene de la proteína que desde hace mucho se ha relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, la proteína beta-amiloide, según ha revelado un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El trabajo ha descubierto que las personas que se ven privadas de sueño durante una única noche experimentan un aumento inmediato y significativo de beta amiloide, la sustancia que se agrupa entre las neuronas para formar placas que obstaculizan la capacidad del cerebro para funcionar.
«Ciertamente, demostramos que incluso una noche de privación del sueño puede aumentar los niveles de estos dañinos compuestos beta amiloides. Esa es una suposición muy lógica y es consistente con investigaciones previas», dijo Ehsan Shokri-Kojori, líder del trabajo.
Estudios previos en humanos y en ratones han encontrado posibles vínculos entre la falta de sueño y una acumulación de beta amiloide en el cerebro. Sin embargo, muchos de los estudios en seres humanos se han basado en autoinformes sobre la calidad del sueño.
De ahí que este equipo de expertos decidiera realizar un experimento que probaría con mayor precisión el efecto de la privación del sueño sobre los niveles de beta amiloide en humanos. Con la participación de 20 personas sanas sin antecedentes de trastornos cerebrales, les pidieron que pasaran dos noches en el laboratorio; una en la que se les permitió descansar bien por la noche y la otra en la que no pudieron dormir absolutamente nada.
A la mañana siguiente de cada una de las noches, los participantes fueron sometidos a escáneres cerebrales para evaluar sus niveles de beta amiloide.
Los investigadores encontraron que la privación del sueño se asoció con un aumento significativo de beta amiloide en el cerebro (en 19 de los 20 sujetos), en comparación con una buena noche de sueño.
Además, se observaron aumentos de beta amiloide en regiones del cerebro importantes para la memoria y el pensamiento, como el hipocampo (relacionado con la memoria) y el tálamo (un centro importante para transmitir información sensorial al cerebro).
Los expertos sospechan que cada vez que una neurona se activa, contribuye a la producción de beta amiloide en el cerebro. Al no dormir, las neuronas continúan trabajando, lo que puede conducir a una acumulación de beta amiloide. También es posible que el sueño ayude a la eliminación de productos de desecho del cerebro, que incluyen beta amiloide, comentaron los investigadores.
Durante el sueño, las neuronas disminuyen de tamaño, creando espacio entre las células que permite que los productos de desecho se eliminen más fácilmente del cerebro. Si no dormimos, la consecuencia es clara.
Sin embargo, se necesitan más estudios para vincular directamente la falta de sueño con el riesgo de la enfermedad de Alzheimer, aclaran los autores, ya que no se sabe si una buena noche de sueño puede aniquilar la acumulación de beta amiloide de un breve episodio de insomnio, por ejemplo.
Un experimento futuro podría implicar que los participantes experimenten una noche de privación de sueño seguida de una noche de sueño profundo, con escáneres cerebrales que detallen si un buen sueño puede restaurar la salud cerebral, según información de MuyInteresante.
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