Un fenómeno que viene desde hace tiempo, sustentado en los avances tecnológicos, el boom de los tratamientos estéticos y el crecimiento de la expectativa de vida.

De  la Redacción de TV Sana

Los límites de los distintos ciclos de la vida se han vuelto difusos. Los adelantos tecnológicos, sumados a la tendencia muy en boga de someterse a cirugías y tratamientos estéticos, como la extensión de la expectativa de vida han contribuido a que esas fronteras entre las diferentes etapas por las que atraviesan mujeres y hombres, se hayan flexibilizado. A tal punto que cuesta encasillar o rotular: este señor es viejo, aquella mujer está en la edad madura, ese es un adolescente.  Tanto se han corrido difuminado esas categorizaciones que hoy en día, ni siquiera hay un claro límite biológico para la maternidad.

El tema no es nuevo, ni se dio de la noche a la mañana. Hace tiempo que los especialistas en comportamientos y conductas humanas estudian este fenómeno.  Y muchos de ellos concuerdan que “el estilo de vida típico de la juventud, de la madurez, o de  la vejez, se han desdibujado. Los códigos y estilos para vestirse, para consumir cultura, o para fijarse objetivos, se comparten más allá de las diferencias de dad, algo que no sucedía hace algunas décadas.”  De este modo es común observar a personas adultas intentando  parecer jóvenes, tatuándose, usando aros o piercing, e incluso vistiendo con la informalidad típica de los adolescentes. También es moneda corriente toparse con historias de treintañeros y treintañeras viviendo con sus padres, o independizados pero lejos de comprometerse con proyectos de construcción de familias, un objetivo primordial en el ser humano hasta hace algunas décadas.

Las grandes marcas, tan atentas a la aparición de nuevas tendencias o modas, y siempre listas para adaptarse a ellas o responder a la demanda que el público exige, en busca de recoger beneficios, reconocen el nuevo escenario. Y destacan que “el consumidor de hoy pretende divertirse por sobre todas las cosas. Defiende su creatividad,  el juego y la posibilidad de cambiar y poder elegir todo aquello que realmente desea-”

Las barreras de la edad, tan rígidas y claras antes, se van borrando, y desaparecen los prejuicios. “Los gustos generacionales se mezclan”, dicen los expertos en el asunto y concluyen: “Hoy se puede definir a alguien como joven o viejo en función de su vitalidad y capacidad de innovación. Ya no depende de lo que dice el documento de identidad.”

En tanto, la vida va. Y es tan corta y pasa tan veloz que merece la pena ser vivida a pleno, haciendo, disfrutando, proyectando… Y sin pensar en cuantas hojitas del almanaque han caído.