El verano y la dieta pueden ser los mejores aliados o los peores enemigos. Por un lado, el clima favorece la ingesta de platos más livianos, sin embargo, la época festiva, las vacaciones y los encuentros con amigos y familia también suelen ser terreno fértil para los excesos en las comidas. La Lic. Liliana Grimberg, Nutricionista Dietista del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna detalla recomendaciones para poder llevar adelante un plan dietario durante la temporada de calor:
Lo que hay que hacer:
- Comenzar el día siempre con un desayuno completo y saludable, priorizando alimentos lácteos descremados y frutas frescas enteras.
- Tomar 3 litros de líquido en el día: agua, soda, infusiones (té, mate café), caldos, aguas saborizadas light, jugos y gaseosas diet.
- Planificar y seleccionar menús simples para disfrutar en familia con anticipación.
- Antes de los almuerzos y las cenas, procurar tomar un caldo o sopa light, y acompañar las comidas con agua, gaseosas, jugos o aguas saborizadas, siempre diet.
- Tomar como referencia para la medida de los vegetales un plato playo.
- Agregar únicamente una cucharadita de aceite de oliva, girasol o maíz en cada ensalada.
- Limitar el máximo las harinas refinadas como fideos, pan blanco, galletitas y productos de panadería.
- Incrementar el consumo de verduras y frutas, ya que contienen gran cantidad de agua, fibra, vitaminas y minerales para regularizar el contenido intestinal.
- Elegir alimentos frescos de baja densidad energética, es decir, de más volumen y menos calóricas.
- Incluir alimentos de bajo índice glucémico (el índice mide el impacto de los alimentos sobre la glucemia tras su ingesta).
- Evitar el alcohol.
- Moderar la cantidad de sal.
- Realizar actividad física programada en forma regular.
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Lo que NO hay que hacer:
- Saltear comidas. En especial, el desayuno, pero también las comidas principales.
- No tomar suficiente líquido, particularmente agua.
- Consumir alimentos chatarra dado que, por su alto contenido en grasas, azúcar y sal, son altamente adictivos.
- “Picotear” durante todo el día.
- Comer rápido.
- Ingerir a diario productos a base de harina blanca refinada (galletitas, panes, etc).
- Consumir excesiva cantidad de sal de mesa.
- Cancelar la actividad física, alegando excusas como el calor o la falta de tiempo.
- Excederse con el alcohol.
“Mantener exitosamente un plan dietario durante el verano requiere constancia y esfuerzo, pero sobre todo la toma de consciencia por parte del paciente de los beneficios para la salud que conlleva sostener hábitos saludables a largo plazo”, explica la Lic. Liliana Grimberg.
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Fuente: Dr. Máximo Ravenna
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