Las prótesis peneanas (PP) son elementos protésicos que se implantan dentro de los cuerpos cavernosos del pene (cámaras eréctiles) con la finalidad de restaurar la erección. Las PP modernas datan de 1973 y en estos casi 50 años han cambiado sensiblemente gracias a los progresos de la bioingeniería. 

Básicamente, constan de unos cilindros que “rellenan” los cuerpos cavernosos desde la base hasta la punta del pene lo que le otorga la rigidez necesaria. 

Existen PP maleables e hidráulicas, las primeras, solo requieren de los cilindros en los cuerpos cavernosos y se mantienen rígidas, pero, como su nombre lo indica, son maleables y se acomodan perfectamente a la anatomía y costumbre de cada paciente. Las más modernas quedan en la posición que desea el paciente y son muy fáciles de ocultar. Las PP hidráulicas o inflables tienen, además de los cilindros que están llenos de líquido, la bomba para activarlas en el escroto y en algunos modelos, un reservorio para el líquido en la pelvis. Tienen la ventaja de poder inflarse y desinflarse lo que las asemeja más a una erección más natural.

Estas cirugías se pueden realizar en forma ambulatoria y los pacientes pueden retomar la actividad sexual a las 4 -6 semanas del procedimiento. Como todo elemento protésico, la complicación más temida es la infección, este episodio ocurre en el 1-2% de los pacientes operados. El grado de satisfacción de los pacientes y de sus parejas es muy elevado, por encima del 85% y los implantes son cada vez más durables y confiables. Los pacientes que reciben un implante de PP no requieren de tratamientos extra ni preparaciones para disfrutar de su sexualidad. Es importante que los pacientes sepan que las PP restauran la erección rígida pero no son un método para alargar el pene ni recuperar las dimensiones perdidas luego de tratamientos quirúrgicos o la DE prologada.