Vida Sana 50

Malos hábitos alimentarios de los Argentinos

Las malas costumbres argentinas con respecto a la alimentación son muy frecuentes; ya sea por poco tiempo para cocinar, por estar muchas horas en el trabajo y fuera de nuestros hogares, por cansancio o por preferir llamar al delivery, trayendo consecuencias en nuestra salud.

tvsana agradece a la Lic. Mariana Acebal

Las malas costumbres argentinas con respecto a la alimentación son muy frecuentes; ya sea por poco tiempo para cocinar, por estar muchas horas en el trabajo y fuera de nuestros hogares, por cansancio o por preferir llamar al delivery, trayendo consecuencias en nuestra salud. 

Un alto porcentaje de los argentinos, además de tener una pésima alimentación, suelen creer que comen relativamente sano y poca cantidad y no entienden por qué fueron acumulando kilos en el transcurso de los últimos años.

A esto también hay que sumarle el sedentarismo que tienen, trabajan muchas horas sentados frente a una computadora y no hacen ningún tipo de actividad física ó le destinan muy poco tiempo a ella.

¿Cuáles son los malos hábitos alimentarios más frecuentes que vemos en los argentinos?

– Saltear la primera comida del día:

El desayuno. Uno de los errores más habituales es no desayunar; muchas veces por ignorar la importancia que tiene esta comida, especialmente para los niños. El desayuno no se encuentra dentro de las conductas alimentarias habituales de nuestra población o “en el mejor de los casos” suele ser nutricionalmente pobre; lo cual ocasiona sensación de cansancio, cefalea, menor rendimiento y capacidad de atención.
El desayuno repone nutrientes y energía necesarios para comenzar un nuevo día y contribuye a prevenir la obesidad; ya que cuando se saltea esta comida se corre el riesgo de picotear durante la mañana, (sobre todo harinas refinadas, como las galletitas, facturas, bizcochitos etc.) comer demás el resto del día y de elegir alimentos con alto contenido de grasas y/o azúcares.
Un desayuno saludable debe aportar entre el 15 y 20 % de las recomendaciones de calorías según la edad, debe contener leche, yogur o quesos descremados, cereales o derivados, es decir, copos para desayuno o avena, pan integral, frutas o jugos de frutas.

– Picotear durante el día y comer abundantemente en la cena:

Es frecuente observar que al estar muchas horas fuera de nuestros hogares y pasar muchas horas en nuestros trabajos, picoteamos durante el día algunas galletitas o 1 sandwiche o 1 yogur ó frutas pero cuando llegamos a la hora de la cena se viene el descontrol. Se empieza con el picoteo mientras se espera la comida y al momento de la cena las cantidades son excesivas.
Es importante respetar las 4 comidas por día: desayuno, almuerzo, merienda y cena y dependiendo de la actividad de cada uno hay veces que es conveniente agregar alguna colación extra como por ejemplo yogures descremados o frutas.

– No incluir una amplia variedad de hortalizas y frutas:

Las hortalizas y frutas frescas, de todos lo colores, son fuente de vitaminas, antioxidantes, ácido fólico (especialmente las hortalizas de color verde oscuro), minerales, fibra y fitoquímicos (sustancias que nos protegen contra enfermedades)
Se sabe que consumir, como mínimo, 5 porciones de hortalizas y frutas variadas a diario ayuda a prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y los problemas cardíacos, el colesterol alto en sangre, la osteoporosis, el estreñimiento y la diverticulosis. Consumir uno o dos tipos de hortalizas o frutas no es suficiente, lo ideal es incluir todos los colores, es decir, las rojas, amarillo-anaranjadas y verde intenso. Hay que tener en cuenta que las ricas en vitamina C deben consumirse preferentemente crudas o con el menor procesamiento posible y las de mayor contenido en betacarotenos, cocidas para su mejor aprovechamiento.

– Consumir poco o nada de pescado:

Los argentinos no estamos acostumbrados a consumir pescado por un motivo más que nada cultural aunque también se presenta el inconveniente en cuanto a su precio y poco rendimiento. Los pescados y frutos de mar aportan nutrientes beneficiosos para la salud como vitaminas, hierro, selenio, zinc, fósforo, proteínas de excelente calidad y ácidos grasos esenciales.
Sus ácidos grasos omega-3 actúan aumentando las defensas, disminuyendo los procesos inflamatorios, aumentando la fluidez de la sangre, reduciendo los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre; por ende, protegiendo contra enfermedades cardio y cerebrovasculares.
Se aconseja consumir como mínimo 2 veces por semana una porción mediana. Tenemos también la mala costumbre de creer que el pescado se puede preparar solamente rebozado y frito. Esto es un gran error, se lo puede consumir fresco al horno, parrilla, plancha o al vapor, o bien, enlatado preferentemente al natural.
Se lo puede cocinar con una gran variedad de vegetales como cebolla, morrón, zanahorias, berenjenas, zapallitos etc. El pescado se digiere mucho más rápido que la carne roja y que el pollo por lo tanto muchas veces no se consume porque se quedan con hambre ó se tiene hambre a la hora de haber comido. Para evitarlo se puede acompañar el pescado con variedad de vegetales, arroz y legumbres para aumentar el valor de saciedad.

– Dejar de incluir lácteos después de la adolescencia:

Un gran error es dejar de consumir lácteos después de cierta edad, por lo general, después de los 20 años, creyendo erróneamente que el calcio que éstos proporcionan ya no es necesario para el mantenimiento del sistema óseo.
La mejor fuente alimentaria de calcio son la leche, el yogur y los quesos, aunque hay otros alimentos de origen vegetal que contienen calcio como las legumbres, especialmente, la soja, las frutas secas y semillas y las hortalizas de color verde intenso aunque no es de la misma calidad. Los pescados enlatados con sus espinas (sardinas, anchoas, caballa, atún) también proporcionan una buena cantidad de calcio. Para cubrir el requerimiento, hay que consumir entre 3 y 4 porciones diarias; lo que equivale a una o dos tazas de leche (descremada), un vaso de yogur (descremado), algo de queso blanco untable (bajo en grasas) y una porción de queso fresco magro, con esta ración se contribuye a prevenir enfermedades óseas como la osteoroporosis y a reducir el riesgo de hipertensión arterial.

Licenciada en Nutrición Mariana Acebal miembro del Centro terapéutico – Dr. Máximo Ravena  

Conoce más sobre las malas costumbres de los argentinos, en la nota «Malos hábitos alimentarios de los Argentinos 2»

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