El consumo de este milenario cultivo trae un sinfín de beneficios para el organismo, entre ellos, acelera el metabolismo.

De la Redacción de TV Sana

¿Quínoa? ¿Es el nombre de alguna ciudad del Japón? No. Nada que ver. Es un cultivo milenario, rico en propiedades nutricionales, que, a partir de su incorporación al Código Alimentario, se ha vuelto una exquisitez gourmet.

Y por supuesto, su consumo aporta otros importantes beneficios al organismo. Por ejemplo: acelera el metabolismo. Si una persona se siente pesada o simplemente no observa cambios (reducción de peso) a la hora de treparse a la balanza, puede que haya llegado el momento de incluir este particular grano en la alimentación cotidiana.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la quínoa es el único grano que contiene todos los aminoácidos esenciales, las vitaminas y los oligoelementos necesarios para nutrir como corresponde al cuerpo. Fundamentalmente por esta razón es que los médicos de todo el mundo no sólo recomiendan el consumo de quínoa, sino que también sugieren aprovechar los tallos y las hojas.

Si alguna persona anda con problemas en su sistema digestivo y se siente mal, lo mejor para recuperar el estado normal es consumir un poco de este grano, que de paso, previene las infecciones urinarias, acaba con el dolor en el estómago y alivia el estreñimiento. Para ello basta con preparar una simple infusión de sus hojas con un poco de azúcar y canela.

Según referencia un informe de la FAO, la quínoa tiene otros importantes beneficios a partir de alimentos derivados de este grano. Por ejemplo, la sopa de quínoa, que aumenta la producción y mejora la calidad de la leche materna, lo cual redunda en una lactancia de mayor calidad para el bebé. Y por otra parte, protege también contra complicadas enfermedades como la tuberculosis.

De acuerdo con la entidad “Authority Nutrition”, una taza de quínoa cocida  (aproximadamente 185 gramos) contiene ocho gramos de proteína, cinco gramos de fibra, 58 % de la dosis diaria recomendada de manganeso, fósforo, folato, cobre, hierro, zinc, potasio, y vitaminas B1, B2, B3, B6 y E. Al ingerir una taza diaria, una persona está incorporando 222 calorías, 39 gramos de carbohidratos y 4 gramos de grasa. Y finalmente, por tratarse de un alimento de bajo índice glucémico incrementa la saciedad, lo que redunda en pérdida de peso.