Las bondades del ajo
Este producto de origen vegetal, no sólo aporta beneficios en la preparación de las comidas, su ingesta también es buena para el organismo.
De la redacción de TV Ssana
Este producto de origen vegetal, no sólo aporta beneficios en la preparación de las comidas, su ingesta también es buena para el organismo.
El ajo le brinda sabor y aroma a la preparación de las comidas. Pero su uso, en justa medida y armoniosamente, no sólo redunda en beneficios para el paladar, también es bueno como auxiliar en la prevención y el tratamiento de una gran cantidad de enfermedades, especialmente las cardiovasculares, como la hipertensión, los ataques cardíacos.
Este producto vegetal es altamente nutritivo y contiene escasas calorías, por lo tanto es posible consumirlo en buenas dosis, hasta cuatro dientes diarios, de acuerdo con la recomendación de los especialistas en nutrición. Es que el consumo de ajo ayuda a mejorar el estado general de salud del organismo de las personas.
Muchos médicos aseguran que los efectos fortificadores del ajo para el cuerpo se deben a que contiene un ingrediente activo llamado “alicina”, el cual, más allá de dar su sabor y olor característico al ajo, posee diferentes propiedades farmacológicas que resultan beneficiosas para el organismo. Y dentro de los múltiples beneficios y tratamientos que el ajo puede ofrecer, se destacan sus efectos positivos sobre:
Acné. El ajo no es un ingrediente que se encuentre con asiduidad en los componentes de productos contra el acné, sin embargo puede ser útil como un tratamiento natural para contrarrestar las imperfecciones y cicatrices producidas por este. La alicina incluye la virtud de detener los efectos dañinos en la piel provocados por los radicales libres, así como de la capacidad de matar las bacterias presentes en la piel de una persona con acné.
Resfrío. La alicina del ajo colabora cuando una persona padece esta enfermedad, ya que estimula al sistema inmunológico. En el caso de los resfríos comunes, comer ajo o tomar suplementos con ajo, ayuda a reducir hasta en un 70 % los síntomas de la patología.
Presión arterial. El consumo diario de entre 600 y 1.500 miligramos de ajo permite mantener la presión arterial en niveles adecuados, incluso en caso de sufrir hipertensión arterial, y sin necesidad de dejar de tomar el medicamento prescrito previamente por un médico. El efecto dilatador que el ajo ejerce en los vasos sanguíneos, gracias a sus polisulfuros, es lo que hace bajar la presión.
Enfermedades cardiacas. El ajo tiene la capacidad de disminuir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y ayuda a disolver coágulos de sangre, con lo que se reducen los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. Por otra parte, el ajo, al conservar la propiedad de disminuir los niveles de colesterol, hace que mejore el rendimiento de las personas al realizar actividad física o ejercicios, reduciendo la fatiga contraída durante el esfuerzo físico.
Huesos. Al contener manganeso, zinc, vitamina B6 y vitamina C, entre otros compuestos, el ajo también está en condiciones de ayudar a tener unos huesos más fuertes y sanos.
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