De la redacción de tvsana.

Existen factores de riesgo difíciles de modificar, pero existen otros que si es posible reducir. Allí debe enfocarse la prevención, para evitar su desarrollo.

El cáncer de mama genera el crecimiento descontrolado de las células del tejido mamario, que eventualmente lleva a la formación de un nódulo o tumor. En su mayoría, estos nódulos son de características benignas, es decir, no colocan en peligro la vida de la persona. De todas maneras puede prevenirse.

El momento de establecer el diagnóstico exacto es determinante. Por lo tanto, la gravedad de la enfermedad y su pronóstico, se encuentran muy influenciadas por su extensión, al momento de ser detectada. De acuerdo al tamaño del tumor, al compromiso de los ganglios linfáticos de la axila y de la presencia o no de metástasis, se determina el estadio de la enfermedad.

El tejido mamario está conformado por glándulas productoras de leche, llamadas lóbulos y conductos que conectan a estos últimos al pezón. El resto de la mama la componen el tejido graso, el tejido conectivo y el tejido linfático. Se ha escrito mucho acerca de los posibles agentes productores de cáncer: la colocación de prótesis mamarias, la utilización de corpiño con aro, el uso de antitranspirantes… Sin embargo, no existe clara evidencia que demuestre, fehacientemente, un incremento en el riesgo de contraer esta enfermedad. Los factores de riesgo reales, conocidos, son, por ejemplo: la edad, la historia clínica familiar, la edad al primer embarazo llevado a término, la edad del inicio de la menstruación. Todos ellos llevan a una exposición más prolongada del cuerpo a dichas hormonas, aumentando así el peligro. Y son difíciles de modificar. O el alcoholismo, la obesidad, la utilización de tratamientos hormonales de reemplazo en la menopausia o el sedentarismo, si lo son. Y es precisamente sobre estos factores sobre los cuales, los médicos especialistas, deben actuar para lograr una mejor prevención.

El más importante de esos factores de riesgo, de acuerdo con la opinión de varios expertos en la materia, es la edad de la persona.  Una estadística indica que menos del 1% de los cánceres mamarios ocurre en mujeres menores de 25 años. Y luego de los 30, se produce un marcado incremento de la influencia. Ese estudio también revela que el 20 % de las mujeres que desarrollan cáncer, arrastran una historia familiar con presencia de la enfermedad, especialmente en el vínculo más próximo: madre, hermana o hija.

En la actualidad no existe una fórmula que garantice la prevención del desarrollo del cáncer de mama. Por lo tanto, es necesario disminuir aquellos factores que implican un riesgo, evitar la obesidad o el excesivo aumento de peso y reducir el consumo de alcohol y realizar actividad física, sobre todo en la etapa post-menopausia.

Fuente: Hospital Alemán