Asesoró la Dra. Lorena Cirigliano, Médica Clínica (MN 133.404)

La leucemia es un tipo de cáncer de las células sanguíneas, existen diferentes tipos y estirpes, una de ella es la leucemia mieloide crónica que representa aproximadamente el 11% de los casos.

Los pacientes pueden presentar cansancio crónico, debilidad, sangrados o hematomas espontáneos, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, falta de apetito. Hay que tener en cuenta que estos síntomas no son exclusivos de la leucemia, esto quiere decir que otras enfermedades pueden presentarse de forma similar. Pero ante la aparición de alguno de estos síntomas es importante consultar a su médico.

Entonces el profesional lo guiará, en primera instancia iniciará el estudio con un laboratorio de sangre y luego derivará al hematólogo para realizar el diagnóstico específico e iniciar el tratamiento correspondiente.

La leucemia mieloide crónica (LMC) es una patología donde se produce un cambio genético, generando lo que se conoce como el cromosoma Philadelphia  y formando un gen anormal llamado BCR- ABL. Esto ocasiona q la célula sanguínea anormal produzca en demasía una proteína llamada tirosin quinasa que hace que las células leucémicas crezcan y se dividan sin control. Están células se acumulan en la médula ósea y de ahí se extienden a la sangre.

Hay que saber que la LMC se divide según su agresividad en diferentes fases. A mayor proporción de células enfermas, más avanzada se encuentra la enfermedad. La fases se conocen como crónica (la fase más temprana), acelerada (fase de transición) y crisis de explosión (la fase más severa y agresiva).

El tratamiento depende del tipo de leucemia y de las características del paciente como la edad  y antecedentes médicos.  Como para otros canceres, para la leucemia existen diferentes terapias que pueden usarse de forma aislada o combinada, tales como quimioterapia, inmunoterapia, radioterapia, terapias dirigidas.

Según la respuesta obtenida a la terapia y la evolución a cada paso debe evaluarse si hay indicación para la realización de un trasplante de células hematopoyéticas.

Para la lucha contra la LMC, debido al mecanismo explicado anteriormente, se han desarrollado terapias dirigidas a inhibir la proteína tirosin quinasa. El primer inhibidor en usarse fue el imatinib y luego se fueron desarrollando otros como dasatinib, nilotinib, bosutinib, ponatinib

Sin tratamiento la LMC progresa de la fase crónica a las siguientes etapas, pero el tratamiento con inhibidores de la enzima tirosin quinasa reduce notablemente la progresión a la fases más agresivas. Por lo que este tipo de medicamento se ha convertido en el tratamiento de elección inicial de muchos pacientes con esta patología.

No deje de consultar con su médico, ya que este artículo es de carácter informativo,  no reemplaza la consulta médica.

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