Qué es, cuál es el mecanismo por el cuál cura y qué tipos de trasplantes existen.

El trasplante de medula ósea es una herramienta curativa para muchas enfermedades hematológicas. El termino correcto para referirnos a este procedimiento es trasplante de progenitores hematopoyéticos.

La médula ósea es un órgano indispensable para la producción de las células sanguíneas y se encuentra en el interior de huesos como el cráneo, esternón y pelvis. Anida a las “células progenitoras hematopoyéticas” o “células madre hematopoyéticas”, las cuales tienen la capacidad de reproducirse y diferenciarse generando todas las células de la sangre que necesitamos para vivir (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas). Estas células no deben confundirse con las células madre embrionarias, capaces de generar todas las células del organismo.

El trasplante de medula ósea se basa en la utilización de un tratamiento intensivo con altas dosis de quimioterapia, radioterapia o combinación de ambas, con el objetivo de eliminar las células tumorales. Esto genera daño de la medula ósea que muchas veces es irreversible, por lo que es necesario administrar células madre hematopoyéticas sanas que reemplacen a las anteriores y restauren la función medular (rescate hematopoyético).

Existen dos tipos de trasplante según el tipo de donante que utilicemos:

En el trasplante autólogo las células progenitoras hematopoyéticas que se utilizarán son propias del paciente. Este procedimiento es de elección en diversos tipos de linfomas, mieloma múltiple y algunos tumores sólidos. La curación de obtiene mediante la administración de altas dosis de quimioterapia, dado que la dosis necesaria genera un daño
medular irreversible, la infusión de células progenitoras hematopoyéticas del propio paciente obtenidas previamente, permitirá repoblar la médula ósea y volver a producir todas las células sanguíneas.

En el trasplante alogénico, las células progenitoras hematopoyéticas provienen de un donante sano, que es compatible a nivel de ciertos genes que llamamos HLA (por la sigla en inglés, antígenos leucocitarios humanos). Este trasplante permite el control de enfermedades graves, por medio de la acción antitumoral de la quimioterapia, pero también por un mecanismo inmunológico aportado por los linfocitos del donante que se conoce como efecto «injerto versus tumor». Este tipo de trasplante se utiliza para enfermedades malignas graves, cómo leucemias y enfermedades donde la médula es insuficiente: aplasias medulares o inmunodeficiencias.

¿Quién puede ser nuestro donante?

Dentro del grupo familiar, los hermanos HLA idénticos son los mejores donantes para un paciente que necesita un trasplante de medula ósea. Debido a las leyes de herencia, la probabilidad de que dos hermanos sean compatibles es del 25% y la de encontrar un familiar que lo sea, menos del 5%. Cuando un paciente carece de donante familiar idéntico, se recurre a la búsqueda de un donante no relacionado. En Argentina contamos con un registro propio coordinado por el INCUCAI, que se encuentra integrado con registros mundiales y facilita el acceso a un donante a muchos pacientes. Otra opción disponible y creciente en nuestro medio, es el trasplante con donante haploidéntico, realizado con un familiar que comparte la mitad de nuestro código genético (padres, hermanos, hijos).

El tipo de trasplante que se realice depende de varios factores, el tipo de enfermedad, la respuesta lograda al tratamiento, la edad y estado físico, disponibilidad de un donante, entre otros.

Quiero destacar que el trasplante de medula ósea no es un procedimiento quirúrgico, se parece a una transfusión y se hace a través de un catéter venoso. Las células progenitoras hematopoyéticas recolectadas de la médula ósea o sangre periférica, son infundidas al receptor y una vez en el torrente sanguíneo, se anidan en la medula ósea donde encuentran un ambiente que les permite crecer y diferenciarse.

AGUSTINA CIA-MEDICA HEMATOLOGA, ESPECIALISTA EN TRASPLANTE DE MEDULA OSEA. MN 131 982