Así lo reveló un estudio reciente, en el cual se especifica que comen menos de las frutas, legumbres, verduras y lácteos aconsejables y más del doble de la carne, harina y dulces.

De la Redacción de TV Sana

Un reciente trabajo realizado por el Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (Cepea), determinó que los argentinos comen mal y se enferman más. Es decir que tanto el menú del almuerzo como el de la comida, está lejos de alcanzar un equilibrio saludable. Y de acuerdo con los dichos de los expertos, estos malos hábitos alimenticios, generan en los argentinos el desarrollo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la obesidad, la hipertensión y el hígado graso no alcohólico a edades cada vez más tempranas.

Del estudio se desprende que en Argentina se come menos de un tercio de las frutas y legumbres deseables en una dieta saludable, más del doble de la carne, harina y dulces recomendado y menos de la mitad de las verduras y los lácteos que aconsejan la Organización Mundial de la Salud  y las Guías Alimentarias Argentinas. Por otra parte, sus habitantes son líderes mundiales en el consumo de pan, bebidas con gas y sodio. “Uno de los científicos involucrados en la investigación explicó que “esta brecha es más pronunciada en los sectores bajos. Allí la obesidad pasa por el consumo de harinas y derivados (pan y fideos), además se ingiere gran cantidad de grasas saturadas y cortes grasos de carne que son más económicos. En cambio, en los sectores de mayores ingresos de la sociedad, se consumen cortes magros, lácteos descremados y mayor cantidad de frutas y verduras, pero, a su vez, también más fiambres, snacks y comida rápida. Y la clase media vive en tensión permanente entre la disyuntiva de cuidarse o gratificarse.”

¿Cuesta mucho adquirir buenos hábitos alimenticios? Y, el contexto actual no ayuda. En muchos casos se ha ido perdiendo la costumbre de reunirse todos los integrantes de una familia a comer en torno de una mesa. Ahora, en la mayoría de los casos, los chicos comen mientras juegan en la computadora o con la consola de videojuegos. Además conspira también la invitación permanente al consumo, el uso de los locales de comidas rápidas como punto de reunión de los adolescentes, las dietas que se ponen de moda y la información alimentaria confusa combinada con etiquetas nutricionales difíciles de leer por la pequeñez de la letra.