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La grasa abdominal

Una adecuada ejercitación física, aeróbica, complementada con una dieta saludable, elimina esa grasa molesta y muchas veces generadora de enfermedades graves.

De la redacción de tvsana

Una adecuada ejercitación física, aeróbica, complementada con una dieta saludable, elimina esa grasa molesta y muchas veces generadora de enfermedades graves.

Dietas balanceadas, ejercicios múltiples, esfuerzos desesperados por no comer cosas que engordan… Y nada. La grasa acumulada en el abdomen, no se va. ¿Qué hay que hacer entonces para que esa grasa que ensancha la figura desaparezca? ¿Cocerse la boca? No. No hace falta. Hay otra salida, según se desprende de un estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos.

De acuerdo con este trabajo, las personas cometen varios errores en el camino optado para alcanzar el sueño de un abdomen plano. Puede ser que al plantearse uno determinada rutina básica de ejercicios, no le preste debida atención a los patrones de recuperación, donde es vital respetar los días de descanso y seguir al pié de la letra la guía de actividades que debe ser diseñada especialmente para cada uno. Por otro lado, si el descanso es insuficiente, el trabajo físico realizado, no rendirá frutos, ya que se comprobó que la quema de grasas se produce durante el sueño, y no a lo largo del día.

Estos comportamientos básicos deben ser acompañados, como quedó dicho, de una rutina de ejercicios, ¿pero qué tipo de ejercicios? Este es otro punto clave. Y se revela en la investigación de la Universidad norteamericana. Allí, quedó demostrado que los ejercicios aeróbicos son los más efectivos para reducir la grasa abdominal, ya que permiten quemar un 67% más de calorías que el entrenamiento en base a resistencia.

Para arribar a esta conclusión, los científicos estadounidenses compararon la eficacia del ejercicio aeróbico, como andar en bicicleta, por ejemplo, con el entrenamiento de resistencia, levantamiento de pesas, por caso; o una combinación de ambas actividades controladas en 196 adultos sedentarios y con cierto sobrepeso, quienes tenían entre 18 y 70 años de edad. El experimento demandó un período de ocho meses.

Los participantes del grupo aeróbico, recorrieron un equivalente a 19 kilómetros por semana, al 80 % de la tasa cardiaca máxima; mientras que los integrantes del grupo de los ejercicios de resistencia, hicieron tres series de doce repeticiones, tres veces por semana. Y pudo observarse cómo este tipo de ejercicios reducían la grasa que se encuentra en la profundidad del abdomen y rellena los espacios entre los órganos internos. Esta grasa recibe el nombre de grasa visceral y del hígado, la cual se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, diabetes y algunos tipos específicos de cáncer.

La actividad física, con los controles adecuados, según la edad, colabora con la buena salud, y si se la complementa con una dieta balanceada y rica en nutrientes, resulta aún mucho más efectiva. Y esa grasa molesta, y muchas veces dañina, desaparecerá por fín.

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