La función del Colesterol
Hay dos tipos: bueno y malo, y resulta necesario ya que cumple funciones en el organismo. El problema surge cuando el malo (LDL) es elevado, porque obstruye las arterias y puede provocar infartos y ACV.
De la Redacción de TV Sana
Hay dos tipos: bueno y malo, y resulta necesario ya que cumple funciones en el organismo. El problema surge cuando el malo (LDL) es elevado, porque obstruye las arterias y puede provocar infartos y ACV.
El colesterol es una sustancia insoluble en agua que tiene una gran importancia biológica en el organismo de las personas, por lo tanto, está presente en todas las células humanas. El cuerpo lo sintetiza en el hígado, los intestinos y la piel. Se calcula que se producen de 1.000 a 1.500 miligramos diarios, pero también, gracias a los alimentos, puede obtenerse un excedente de 200 a 800 miligramos que, en conjunto, interviene en procesos metabólicos, como la formación de hormonas, la constitución del ácido biliar y la formación de membranas, paredes celulares y órganos de las células.
Hay diferentes tipos de colesterol y todos son necesarios para realizar las diferentes funciones que el organismo requiere y necesita. En situación normal, se genera la cantidad necesaria de cada tipo de colesterol para que realice sus funciones y, además, pueda circular por las arterias sin causar problemas.
Los tipos más importantes de colesterol son dos: el LDL (colesterol malo), que se encarga de conducir el colesterol al interior de la célula para que realice sus funciones en su interior, y el HDL (colesterol bueno), que se encarga de eliminar el exceso de colesterol de la sangre y participa en el metabolismo de otras grasas.
Lo esencial entonces es el nivel de cada uno, que se obtiene a través de un simple análisis de sangre, el cual se recomienda efectuar periódicamente para detectar los posibles cambios de nivel. Los valores totales se agrupan en tres franjas: la deseable, menos de 170 mg/dl; en el límite, entre 170 y 199; y la alta: 200 o más.
Como vimos, el colesterol no se disuelve en la sangre, y por eso necesita de las lipoproteínas LDL o HDL para poder circular con normalidad por el torrente sanguíneo. Es decir, que necesita de los complejos macromoleculares compuestos por proteínas y lípidos que transportan masivamente las grasas por todo el organismo.
El LDL, colesterol malo, consiste en lipoproteínas de baja densidad, que transportan el colesterol por las arterias para ser utilizado por las células. Este, en exceso, se puede acumular en las paredes de las arterias formando placas. Y las placas pueden reducir el caudal de sangre y provocar un infarto, o un ACV.
Estos son los valores del LDL: Menos de 110 mg/dl, es el deseable; de 110 a 129, se encuentra en el límite; y más de 130, es un nivel elevado que requiere ser disminuido.
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