El corazón está formado por 4 cavidades, 2 aurículas y 2 ventrículos. En condiciones normales las aurículas (derecha e izquierda) se activan y se contraen de forma rítmica y homogénea en coordinación con las dos cavidades inferiores (los ventrículos).


La FA es un tipo de arritmia desorganizada de ritmo irregular donde la frecuencia cardiaca se encuentra aumentada. Esto hace que se pierda la contracción auricular adecuada, lo que repercute en el llenado ventricular y genera una estasis de la sangre formando trombos en la aurícula.
Cuando se diagnostica se deben evaluar varios parámetros para decidir su tratamiento según cada caso:
– El tiempo de evolución: aguda o crónica.
– La cantidad de latidos por minuto (saber si es de la alta respuesta ventricular).
– Si es primaria o secundaria a otras enfermedades como un tromboembolismo pulmonar, el hipertiroidismo, etc.
– Los síntomas acompañantes.
– Si la insuficiencia cardíaca está presente o no.
– Si es paciente está compensado o descompensado hemodinámicamente.
– Si el paciente tiene antecedente de hipertensión o cambio estructural cardíaco.


Entonces una vez hecho el diagnóstico, evaluando la presencia de síntomas, la presencia o no de un trombo auricular, antecedentes, el riesgo de hemorragia y el contexto específico se decidirá como proseguir, y sobretodo decidir si se puede hacer de forma ambulatoria o si se requiere internación de inmediato.


Las diferentes terapias consisten en revertir la arritmia, de forma farmacológica o eléctrica, usar controladores de frecuencia, elegir el tipo de anticoagulante que se requerirá para evitar la formación de coágulos.
El objetivo de revertir la arritmia no siempre se logra, puede ser que se entre y se salga de la misma (paroxística) o que se mantenga pero con una frecuencia adecuada que reduzca las complicaciones. En pacientes muy sintomáticos se puede realizar una intervención llamada ablación por radiofrecuencia para tratar de revertirla.


La decisión de anticoagular se basa en evaluar el beneficio de evitar un accidente cerebrovascular (que el trombo de la aurícula viaje a cerebro) sobre el riesgo de sangrado que pueda presentar el paciente con dicho tratamiento.


Para los pacientes con un alto riesgo de embolización pero también con un riesgo de sangrado muy alto se viene desarrollando un nuevo procedimiento. El cual consiste en colocar un dispositivo de forma percutánea mediante un cateterismo para cerrar la orejuela de la aurícula izquierda y así, de forma mecánica, evitar la circulación de los trombos. Pero deben tenerse en cuenta que debe ser realizado por un equipo preparado y muy bien entrenado, y además estos pacientes deberán poder tolerar el uso de antiagregantes plaquetarios.


No deje de consultar con su médico, ya que este artículo es de carácter informativo, no reemplaza la consulta médica.

Asesoró Lorena Cirigliano (MN 133.404) médica especialista en medicina interna.

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