Asesoró Lorena Cirigliano (MN 133.404), médica clínica.

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que causa principalmente dolor, inflamación y rigidez de las articulaciones.

Esta patología no tiene cura. Sin embargo, su tratamiento es fundamental para frenar el daño que ocasiona y lograr una buena calidad de vida.

Poder reducir el dolor y evitar ese daño articular deformante e irreversible depende de 2 pilares: el diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.

Y para lograr esto se necesita de: consultar tempranamente al inicio de los síntomas, tener una buena evaluación por un clínico y una derivación oportuna al reumatólogo.

Se usan diferentes medicamentos (solos o combinados):

  1. Antinflamatorios de acción rápida.
  2. Corticoides tanto sistémicos como intrarticulares.
  3. Drogas antireumatoides modificadoras de la enfermedad (DMARDs): biológicas o no biológicas.

La AR es una enfermedad crónica pero que presenta exacerbaciones y que requiere seguimiento. Por esto, los pacientes deben tener controles periódicos mediante un buen examen físico y un análisis de sangre para evaluar tanto la actividad de la enfermedad (articular y extrarticular), como los posibles efectos adversos de los remedios que esté usando. Además el médico evaluará cuando deba repetirse alguna imagen de las articulaciones para ver la evolución del paciente y la respuesta a la terapéutica aplicada.

De esta forma, de ser necesario, se irá modificando las dosis, los medicamentos usados y la estrategia tratante según el paciente requiera.

Algunas personas pueden ser candidatos a intervenciones quirúrgicas. El objetivo principal de las mismas es aliviar el dolor asociado al daño de las articulaciones, frecuentemente cuando los demás métodos han fracasado.

Además se recomienda dejar de fumar, reducir el alcohol, realizar terapia ocupacional y fisiatría, actividad física adecuada y una buena nutrición.

Para la elección del tratamiento de la artritis reumatoide hay que tener en cuenta varios factores: la actividad y la severidad de la enfermedad en sí, antecedente y comorbilidades del paciente, resultados de otros tratamientos realizados, preferencias del paciente, etc.

No deje de consultar con su médico, ya que este artículo es de carácter informativo, no reemplaza la consulta médica.

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