La hernia discal es la causa más frecuente de lumbalgia. Tiene un fuerte impacto socioeconómico, puesto que es propia de personas en edades laborales.
Se denomina hernia discal al desplazamiento de parte del disco intervertebral desde su posición, lo que normalmente origina compresiones nerviosas. Debido a la anatomía de la columna vertebral, se produce habitualmente a nivel lumbar, siendo la principal causa de lumbalgia.
Es una patología muy frecuente en nuestro medio, siendo uno de los principales motivos de consulta por dolor. Además, dado que suele afectar a adultos en edad laboral, es uno de los principales motivos de absentismo laboral.
Anatomía de la columna vertebral
Entre las vértebras de la columna se encuentra el disco intervertebral. Se trata de una almohadilla cartilaginosa, que permite la articulación entre las vértebras y, por tanto, los movimientos. Este disco intervertebral está formado por:
El anillo fibroso, externo, a modo de cápsula.
El núcleo pulposo en el interior del anillo. Su composición química (mucopolisacáridos, agua…) le dotan de una naturaleza gelatinosa.
¿Cómo se produce?
En primer lugar, señalar que, de manera natural y como consecuencia del paso del tiempo, el disco intervertebral degenera. Con los años, el disco se deshidrata y sufre pequeñas fisuras, que pueden no evolucionar, o sentar las bases de una hernia.
Cuando esta cápsula se fragmenta y se rompe, suele hacerlo en los puntos más débiles de su anatomía. Estos son los puntos cercanos a la salida de las raíces nerviosas. Por este motivo, cuando el núcleo pulposo se hernia, lo hace en estos puntos y presiona los nervios. Como consecuencia de esta presión se producen los síntomas característicos de dolor y entumecimiento. En la mayoría de los casos, aunque no en todos, las hernias son consecuencia de:
- Actividades repetitivas en la misma posición.
- Cargar peso en exceso.
- Traumatismos.
¿A quién afecta?
- Puede afectar a ambos sexos, y aparecer en cualquier momento de la vida adulta. Aun así, es típica de varones en torno a los 40–45 años. Esto es debido a que, generalmente, es durante este periodo cuando las personas alcanzan su máximo laboral.
- Algunos factores como la obesidad o el tabaquismo influyen en su desarrollo, aumentando las probabilidades de padecerla. Otro factor importante es el oficio que se desempeña, siendo más frecuente en personas que pasan muchas horas en pie o en posiciones forzadas.
- Es más frecuente en personas con patologías del tejido conectivo, como los síndromes de hiperlaxitud y de Ehlers-Danlos.
Manifestaciones clínicas de la hernia discal
De cara a las manifestaciones clínicas, hay dos hechos que se deben destacar:
- No todas las hernias discales producen síntomas. Igualmente, en los casos en los que sí aparecen, no tienen por qué ser los mismos en todas las personas.
- Los síntomas que aparecen dependen del punto de la columna en el que se produce la hernia, siendo más graves en la zona lumbar que en el resto de la columna.
¿Qué síntomas son los más frecuentes?
Hernia en las vértebras lumbares
- Dolor en la región lumbar (lumbalgia) que se extiende normalmente a los glúteos, las piernas y los pies (ciática). La intensidad es muy variable, al igual que el grado de incapacidad que causa. Aun así, es una de las principales causas tanto de absentismo laboral como de consulta en nuestro medio.
- La compresión nerviosa en este punto ocasiona con frecuencia sensaciones de hormigueo y entumecimiento en piernas y pies.
Con mucha frecuencia se acompaña de debilidad muscular en las extremidades inferiores (sensaciones de “no tenerse en pie”).
Hernia en la vértebras cervicales
- Dolor en el cuello y los hombros, extendido a los brazos y las manos. Del mismo modo, la intensidad y el grado de incapacidad son muy variables de una persona a otra.
- Suele acompañarse de entumecimiento y hormigueos en las manos y los dedos, incluso de pérdida de la sensibilidad.
- Son relativamente frecuentes el dolor de cabeza y los mareos (los “vértigos de cervicales” y no “los del oído”)
Hernia en las vértebras del tórax
- Dolor en la espalda y en el tórax, acompañado de hormigueos y entumecimiento.
- Pérdida de fuerza y de la sensibilidad en las extremidades inferiores.
- Alteraciones a la hora de defecar, de orinar o en el ámbito sexual.
Diagnóstico
A parte de la clínica referida por el paciente, así como una historia detallada (hábitos y empleo, especialmente), la resonancia magnética ha resultado ser la herramienta más útil para la confirmación de la hernia discal.
En muchos casos, con los síntomas referidos y la situación del paciente es suficiente para realizar el diagnóstico. Sin embargo, en caso de requerir confirmación, la resonancia magnética brinda la mejor perspectiva. Esto se debe a que permite observar y analizar con detalle las estructuras nerviosas, confirmando o descartando las posibles patologías.
Tratamiento
Afortunadamente, muchos de los casos se resuelven con tratamiento farmacológico y rehabilitación, sin ser necesaria la cirugía. En cuanto al tratamiento conservador (no quirúrgico), este se basa en diferentes técnicas de rehabilitación. Algunos de estos son:
Analgésicos, calor y reposo.
La ozonoterapia y la magnetoterapia en combinación han demostrado tener resultados muy beneficiosos para los pacientes. Las evidencias obtenidas en los estudios animan a continuar con la investigación de ambas como posible terapéutica.
La fisioterapia, normalmente combinada con algún otro método rehabilitador.
En cuanto al tratamiento quirúrgico, dependerá de la localización, de la edad del paciente, de patologías asociadas, etc. En los últimos estudios, la microcirugía ha tenido grandes resultados.
Bibliografía
Mejor con salud
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