El tabaquismo continúa siendo un flagelo mundial con severas consecuencias para la salud, no solo de quienes fuman sino también de quienes se encuentran expuestos al humo del tabaco ajeno. A lo que se suma el impacto del cigarrillo electrónico, sobre todo en jóvenes y adolescentes. ES MOMENTO DE ACTUAR. 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 8 millones de personas mueren a causa del consumo de tabaco, lo que representa aproximadamente la mitad de los consumidores. Más de 7 millones de esas muertes se deben al consumo directo de tabaco, mientras que alrededor de 1,2 millones se encuentran relacionadas a la exposición al humo ajeno.

En la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo se evidenció que la prevalencia de consumo de tabaco continúa con su tendencia descendente desde 2005, evidenciándose un 25% de reducción desde entonces al 2018.

Más allá de estas alentadoras tendencias, es momento que digamos las cosas por su nombre. Fumar no es un hábito, no es un estilo de vida, no es una elección, es una adicción que genera diversas enfermedades en el cuerpo. 

Y esto también aplica para quienes vapean, convencidos de que el cigarrillo electrónico no es tóxico ni dañino, como los cigarrillos industriales; pero, se ha demostrado lo contrario.

A este fatal panorama se suma el temprano ingreso a esta peligrosa moda, que penetra casi sin miramientos en jóvenes y adolescentes e inaugura el primer acercamiento a un consumo que no solo luego será muy difícil de revertir, sino que también genera severas lesiones en el organismo.

Por eso, es momento de decir BASTA y no poner más en riesgo la salud. Desde la Fundación Cardiológica Argentina vienen trabajando fuertemente en promover la toma de conciencia sobre las consecuencias del consumo de cigarrillo en la salud. 

Dejar de fumar tiene beneficios a corto y a largo plazo. Se ha demostrado que las intervenciones intensivas aumentan el éxito de abandono de tabaco a un 30-35%.

Por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), con el asesoramiento de la Dras. Fiorella Tartaglione, médica cardióloga (MN 144259), y Alejandra Angrisani, médica cardióloga (MN 136393), miembros de la FCA.