De la redacción de Tvsana 

Así lo indican los resultados de un estudio reciente. Según la OMS, el límite de consumo diario de azúcar deberían ser 10 cucharaditas, y una botella de gaseosa de 600 ml, contiene 13 cucharaditas, es decir, 65 gramos.

 Un relevamiento hecho en los supermercados por la Fundación Interamericana del Corazón (FIC), en la Argentina, respecto de las bebidas vendidas durante 2014 y el azúcar que incluyen, arrojó como resultado que más de la mitad contienen azúcar agregada: 184 de las 287 analizadas. El estudio especifica la cantidad de esta sustancia que lleva cada tipo de bebida.  Las elaboradas a base de hierbas, contienen 16 gramos de azúcar por vaso; las realizadas con soja, 14, 9 gramos; y las bebidas deportivas, 12 gramos. Los jugos, 17, 3 gramos, aunque en este caso no se especifica la cantidad correspondiente al azúcar natural de la fruta y la correspondiente al agregado. Y las aguas saborisadas, incluyen 9,6 gramos en promedio.

El trabajo fue realizado con el objeto de monitorear el contenido nutricional de los alimentos industrializados y también con la finalidad de comparar números con otros países. Y a la luz de los resultados, el panorama respecto de la Argentina y el consumo de azúcar en las bebidas, es preocupante, fundamentalmente porque el sobrepeso y la obesidad, flagelos vinculados a este tema, han ido aumentando en los últimos tiempos.

Para comprender más claramente y poner en contexto las cifran de azúcar agregada en las bebidas, vale apuntar que una botella de gaseosa de 600 mililitros aporta en promedio 65 gramos de azúcar. Una cantidad que equivale al consumo de 13 cucharaditas de azúcar. Es decir que al tomar una sola bebida gaseosa al día, una persona supera el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad que aconseja ingerir hasta 10 cucharaditas de azúcar cada 24 horas.

En los últimos años el asunto del azúcar agregado y su efecto sobre la salud de las personas ha sido objeto de profundo análisis por parte de los científicos. Y se ha demostrado que existe una intima vinculación entre el consumo de azúcares agregados y la obesidad, al menos desde el punto de vista estadístico. Y trabajos de investigación como el desarrollado por la FIC, con el consentimiento de varios supermercados, colocan a las bebidas azucaradas en el foco de atención de los científicos, como desde hace algún tiempo sucediera con el tabaco.