El caso de una joven que fue internada en terapia intensiva luego de realizar actividad física con electroestimuladores disparó la incertidumbre sobre el impacto que puede tener en el organismo. En qué consiste esta práctica en pleno auge y para quién está indicada.
Presentándose como una novedosa modalidad de ejercitarse capaz de otorgar increíbles resultados con escasos períodos de trabajo, el electrofitness irrumpió con fuerza desde hace unos años, convirtiéndose en uno de los estilos que más adeptos acaparó.
El método a base de electrodos se transformó en un boom entre las celebrities y los cultores del cuerpo tonificado. El servicio se proliferó con celeridad y hoy es una constante en los centros de entrenamiento. Siendo una opción ideal para quienes disponen de poco tiempo, se presenta entre el abanico de variantes en oferta como un concepto distinguido en materia de clases personalizadas.
Esta variante nació hace más de una década en Europa, mientras que en Argentina se implementa hace poco más de dos años. Pero pese al incipiente y constante incremento de popularidad, no se conoce mucho de su total impacto en el cuerpo, algo que para aquellos que no están avezados a la práctica no es un impedimento para intentar ejercitarse con el chaleco.
En los últimos días el electrofitness se ubicó en el centro de discusión. Sucede que durante la semana pasada se conoció que una joven de 23 años terminó en terapia intensiva tras someterse a una rutina de este tipo en un gimnasio de la capital de San Juan. Victoria Gómez quedó internada sin poder mover las piernas ni los dedos de los pies.
La joven concurrió al gimnasio Beefit en la capital sanjuanina para experimentar la electroestimulación de los músculos. Una práctica que lejos de gozar, le produjo en las horas siguientes diferentes secuelas (como dolores agudos y orinar con un color marrón oscuro) hasta que tres días después de la clase quedó paralizada.
Según las declaraciones de los familiares, la rutina excesiva «generó una descompensación general en su estado de salud». Le diagnosticaron rabdomiólisis, una enfermedad que desintegra las fibras de los músculos esqueléticos y puede desarrollarse a causa del daño muscular por sobreentrenamiento. Afortunadamente se está recuperando normalmente y el miércoles podría llegar a recibir el alta.
El hecho planteó en escena la seguridad del método. Sembró las dudas sobre los riesgos de seguir rutinas de este tipo. Al ser un estilo que eleva el grado de esfuerzo, la rabdomiólisis es un desencadenante posible para quienes no estén acostumbrados. Es una posibilidad cuando se manejan intensidades altas, muchas veces no sujetas a la condición física del alumno. Cuando no se sigue la manera adecuada de ofrecer el servicio.
Infobae consultó a la instructora Claudia Lescano, licenciada en preparación física y alto rendimiento, quien acotó otro cuestionamiento al método: «Lo que está en crítica también es el diseño del chaleco, porque para poder electroestimular un músculo tiene que haber un polo positivo y uno negativo en el mismo músculo y no separados».
Ocurre que el chaleco tiene ambos polos en cada brazo. «Esta frecuencia eléctrica que atraviesa de posibles futuros problemas cardíacos, alterando la eléctrica del corazón», comentó Lescano, citando la investigación del experto español Azael Herrero, Director Científico en NSCA y experto en electro estimulación.
La experta en metabolismo enfatizó que el electrofitness es una modalidad que no la pueden realizar todas las personas. Entre las contraindicaciones figuran caridopatías, problemas de riñones, de articulaciones, de cicatrización, neurológicos, epilepsia, prótesis, embarazos, diabetes y vida sedentaria.
Como consejo, recomendó que sea llevado a cabo por profesionales idóneos y que tengan un equipo médico presente. Y que la persona tenga una buena condición física: «No es para un principiante». Y con respecto a la frecuencia, apuntó que lo ideal son dos veces a la semana, para asegurar una buena recuperación.
Al igual que en el caso de la plataforma vibratoria, Lescano explicó que estas son herramientas que se originaron para deportistas, ya sea para rehabilitar lesiones o como calentamiento de las fibras musculares, que se llevaron al mundo estético y del fitness.
¿Tiene los mismos resultados que un entrenamiento clásico? En la comparación, la especialista señaló que el electrofitness «provoca hipertrofia, logra un aumento de la resistencia muscular, pero no va conseguir lo que se logra a través de un entrenamiento tradicional, como la quema de grasa o la capacidad aeróbica».
«Nada iguala a un entrenamiento de tipo tradicional o voluntario, donde sean tus hormonas o la respuesta a ese estímulo el que va a lograr los objetivos. Nada puede reemplazar la intervención del sistema nervioso, las secreciones hormonales», concluyó la instructora.
Fuente: Infobae.com
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