De la redacción de tvsana

La norteamericana Amy Wagner, de 56 años, diagnosticada con un cáncer de ovario irreversible, fue homenajeada por su hija y el resto de sus familiares y amigos con una fiesta sorpresa que le sirvió para comprobar de cuanto amor está rodeada.” A vivir mientras vivamos”, expresó Amy al enterarse de su triste realidad.

La protagonista de esta historia es una mujer norteamericana llamada Amy Wagner, de 56 años, diagnosticada con un cáncer de ovario que, según los médicos que la atienden, no tiene otra salida que curas paliativas. Y pese a lo devastador que resulta para una persona saber que su destino está marcado, Amy, al enterarse de los resultados de sus últimos análisis, se despachó con una frase en latín que pinta su espíritu inquebrantable: “Dum vivimos vivamus”, que significa, mientras vivimos, vivamos.

Amy Wagner, por lo tanto, vive cada jornada de su paso por la tierra como un regalo de la vida, y un día antes de cumplir 56 años, otro regalo apareció sorpresivamente en el fondo de su casa en Wheaton, al oeste de Chicago. Un regalo que no tiene precio, porque su valor afectivo y emocional es incalculable. Su hija, Lauren Keppel, organizó para ella, eso que los ingleses denominan “flashmob”, es decir, una fiesta relámpago, totalmente sorpresiva para la homenajeada.

El relato publicado por el diario norteamericano Daily Mail, menciona que Amy Wagner había sido diagnosticada con un cáncer de ovario a finales del año 2012. Y como sucede en estos casos, la paciente se entregó en el acto a una serie de tratamientos que incluyeron una cirugía y prolongadas sesiones de quimioterapia. Un año más tarde, cuando todos (ella, sus familiares y amigos) pensaban que ya se encontraba fuera de peligro, los especialistas le anunciaron la mala nueva: el mal había regresado y esta vez no había remedio posible para acabar definitivamente con la enfermedad, salvo algunas curas paliativas.

De acuerdo con el video filmado por sus familiares y colgado inmediatamente de internet, Amy Wagner fue convidada a salir al patio de su casa, donde, tan solo su esposo, su hija y el marido de esta, se dispondrían a bailar para ella. Pero grande resultó su sorpresa cuando desde los costados de la casa empezaron a aparecer muchos familiares, amigos y conocidos, quienes, al ritmo de “Best of my love”, una canción de 1977, interpretada por el trío The Emotions, fueron conformando un compacto grupo de unas cincuenta personas dispuestas, con gusto y admiración, a brindarle un homenaje a la gran luchadora.

Los invitados habían llegado, en absoluto secreto, desde cinco estados diferentes del país: uno de Utah, otros arribaron desde Indiana, alguno lo hizo procedente de California, e incluso sus padres, ya ancianos, viajaron desde Florida, lugar donde residen. Todos ellos fueron convocados por su hija Lauren, según consta en la reseña de otro medio local, el diario Today.

Las expresiones y las exclamaciones de esta mujer, que cuenta cada minuto que le va quedando de vida, denotan de qué manera pudo haber sido su emoción y su sorpresa, así como la intensidad del amor que sus seres más cercanos le profesan. «La intención original de este flashmob –admitió Lauren Keppel– fue simplemente recordarle a mi madre de cuanto amor está rodeada. Lo grabamos para que pudiera volver a verlo mientras batalla, y para que cada uno de los cincuenta participantes pueda ver su hermosa reacción cuando ella ya no esté con nosotros.”

Esta fiesta sorpresa sucedió hace algunos días y se transformó en noticia al divulgarse el video por internet. Y también pasó a ser noticia por la cantidad impresionantes de visitas (cerca de un millón) que tuvo el sitio donde se colgó la filmación, ya que se trata de una conmovedora historia de vida. Aunque aceche la muerte.