Ser abuelo, una sensación única
Ser abuelo debe ser motivo de orgullo. Reflota sensaciones vividas como padres y construye lazos de complicidad con los nietos. Los abuelos son guías, consejeros y referencias de los nietos, quienes a su vez los veneran y los convierten en compinches.
De la redacción de tvsana
Ser abuelo debe ser motivo de orgullo. Reflota sensaciones vividas como padres y construye lazos de complicidad con los nietos. Los abuelos son guías, consejeros y referencias de los nietos, quienes a su vez los veneran y los convierten en compinches.
Aquellos hombres y mujeres que llegaron a esta etapa de la vida, coinciden en afirmar que ser abuela o abuelo es maravilloso. Que despierta sentimientos únicos, distintos a todos. Y que es una de las experiencias más fantásticas que el breve paso por la tierra puede regalarle a una persona. El abuelo, como figura abarcadora de ambos sexos, cumple un rol nuevo, diferente al rol del padre. Donde la relación con los nietos difiere de la tradicional de padre-hijo. Es igual de intensa, pero con códigos distintos, en la cual el abuelo puede volcar toda la experiencia que los años le han dado.
La mujer o el hombre que comience a vivir en este nuevo estado, no deberá sentirse viejo, sino orgulloso y feliz de representar un flamante papel en el concierto familiar. Ya han sido padres -lo siguen siendo- y entienden que la función del abuelo es otra. Ellos llegan a sus nietos por caminos diferentes al de los padres, generalmente atajos, porque los conocen, los ha recorrido varias veces y saben hacia dónde conduce cada sendero. El abuelo es el compinche de su nieto. Mediante guiños muy particulares, le permite licencias imposibles de tomarse, por parte de los chicos, en el más rígido esquema padre-hijo. Los abuelos suelen pasar por alto restricciones puestas por los padres. “Con mis abuelos puedo hacer cosas que mis papás no me dejan”, respondió la mayoría de los nietos consultados respecto de esta relación.
Por otro lado, los abuelos, al estar con sus nietos, reavivan sensaciones y sentires que quedaron un tanto archivados en los rincones del corazón, relegados por el paso de los años, pero no olvidados. Jamás. Son experiencias imperecederas. Los problemas cotidianos de los abuelos quedan a un lado mientras ellos estén presentes. Por lo tanto, se desviven por los nuevos “locos bajitos”, quienes pasan a ser el epicentro de sus vidas. Y disfrutan y gozan cada instante con ellos, aunque no paren un segundo, aunque no se cansen nunca.
Para los nietos también es una relación distinta a la que mantienen con sus padres. Los abuelos son como guías espirituales, consejeros, referencias. Y el amor y el afecto que les devuelven no se puede contar ni explicar con palabras. Se percibe en cada gesto, en cada mirada de esos “angelitos”, aunque se comporten como verdaderos “diablitos”. Los “malcrían”, los apañan, los consienten en todo lo que está a su alcance. Y está bien que así sea. Para eso son los abuelos, Por eso llegaron a ser abuelos. Una sensación inexplicable… Hay que vivirla para saber de qué se trata.
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