Una de las aplicaciones mas efectiva de estos modernos medicamentos es en enfermedades reumatológicas.
La ciencia ha avanzado a pasos agigantados en los últimos cincuenta años y gracias a esos avances, los médicos pueden dar mejores noticias y pronósticos a los pacientes. Actualmente se tiene soluciones para muchas enfermedades y patologías, y se ha logrado curar enfermedades terminales gracias a la biotecnología.

El tratamiento de numerosas enfermedades cambió de manera revolucionaria con la aparición en el escenario de la medicina de los medicamentos biológicos y biosimilares, de hecho se los considera el presente y el futuro de la terapia de enfermedades graves como cáncer, la esclerosis múltiple o la artritis reumatoidea y psoriásica.
En el marco del Congreso de la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología (PANLAR), realizado esta semana en Buenos Aires, un equipo de especialistas médicos, farmacólogos y pacientes expuso sobre el escenario actual de los medicamentos biológicos y biosimilares en nuestra región.

El Dr. Gilberto Castañeda-Hernández, Médico en Farmatología y experto en temas de biotecnología, explicó que a diferencia de los medicamentos convencionales o químicos que se elaboran en un laboratorio, un medicamento biológico es aquel cuyo principio activo es producido por un organismo vivo a partir de él. «Representan una revolución en la medicina porque permiten realizar tratamientos, e incluso, curaciones de enfermedades como la psoriasis, el cáncer, la artritis y algunas otras que no podían ser controladas con los medicamentos que teníamos», dice Castañeda.

Esa efectividad en los tratamientos hace que sean medicamentos muy valiosos y por lo tanto, muy costosos. «Ahí es donde aparecen los biosimilares, que son más baratos y accesibles, pero como son obtenidos con nuevas secuencias celulares, no son exactamente idénticos al innovador. Esas pequeñas diferencias pueden tener un efecto diferente en el paciente, por eso resulta relevante la implementación de buenas políticas de farmacovigilancia para hacer el seguimiento de los posibles efectos adversos que puedan causar.
De todos modos, Castañeda asegura que los países latinoamericanos tienen o están implementando regulaciones adecuadas para la comercialización y uso de biosimilares. Sin embargo, agrega que «deben ser fortalecidas, ya que el no cumplimento de la normativa biosimilar permite la entrada de intentos de copia sin control ni comprobada biosimilaridad y aún así están siendo comercializados en algunos países de la región».

Esta situación no sólo confunde y crea desconfianza en la utilización de los medicamentos biosimilares, sino que además, pone en riesgo la seguridad de los pacientes. «En la actualidad, un gran número de biosimilares verdaderos se comercializan en Europa y otro países a precios razonables; por lo tanto no hay razón de que en América Latina acepten intentos de copia poniendo en riesgo la salud de los pacientes».
Por su parte, la Dra. Alejandra Babini, Médica Reumatóloga (MP 18952) y ex presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología, se centró en la importancia del diagnóstico temprano en la artritis reumatoidea y en la efectividad del uso de los medicamentos biológicos en su tratamiento.

La artritis reumatoidea es una enfermedad crónica inflamatoria, progresiva, caracterizada por inflamación del tejido sinovial que conduce al deterioro funcional severo de las articulaciones involucradas, daño radiológico irreversible e incapacidad laboral. Puede comprometer otros órganos fuera de las articulaciones: pulmón, corazón, ojo, piel, vasculitis necrotizante. Pese a que las opciones terapéuticas han mejorado de manera significativa la calidad de vida de los pacientes, sigue siendo un enfermedad incurable.

Habitualmente el tratamiento de la artritis reumatoidea se inicia con la medicación convencional (metotrexato). «El objetivo primario del tratamiento debiera ser el estado de remisión clínica, es decir, la ausencia de signos y síntomas de enfermedad inflamatoria activa significativa. Hasta lograr el objetivo terapéutico deseado, el tratamiento debiera ser ajustado por lo menos cada tres meses», dice la Dra. Babini.
«Cuanto antes se detecte la enfermedad, los pacientes tienen más chance de estar muy bien con lo más simple», dice la especialista. Si a los seis meses hay indicios de que la inflamación está muy avanzada o el cuadro del paciente es malo o empeora, se considera seriamente el uso de los biológicos. Una de las aplicaciones más efectivas de este tipo de medicación es en enfermedades reumatológicas, de hecho, se están usando en artritis reumatoidea desde hace 16 ó 18 años.

En cuanto a los efectos, Babini explica que los medicamentos biológicos, en comparación con los químicos, que son los que modifican la enfermedad, son mucho más complejos, tienen un perfil de eficacia y seguridad y una efectividad muy alta. Tienen algunos efectos adversos, menos frecuentes de lo que se creía, pero se controlan muy bien. «Uno de los riesgos de este tipo de medicación es despertar una tuberculosis, por lo que si el paciente vive en zonas endémicas, se debe hacer un test para descartar su propensión, de lo contrario, el biológico no sería el indicado», advierte la médica.
Como cierre del encuentro, dos pacientes compartieron sus historias. Enma Pinzón, Farmacéutica y paciente con artritis reumatoidea, habló de su experiencia con la enfermedad que padece desde los 35 años y de cómo mejoró su calidad de vida gracias a los medicamentos biológicos que se administra desde hace catorce.

«La artritis es una enfermedad cruel que te va discapacitando lenta o rápidamente según el caso, y llega un momento que no podés ni siquiera lavarte los dientes», contó Enma y dijo que por lo general la gente pierde mucho tiempo en llegar a un diagnóstico, pero su caso es atípico porque creció viendo a su madre sufrir por los dolores que le provocaba la enfermedad.

«Cuando me dio el primer dolor supe inmediatamente que se trataba de la artritis. Lamentablemente no toda la población tiene ese beneficio. Muchos no se hacen chequeos ante los primeros síntomas, porque creen que aún son jóvenes, pero esta enfermedad ataca a cualquier edad», advirtió Pinzón.
Al principio los medicamentos tradicionales funcionaron, pero como esta enfermedad tiene que mucho que ver con las células, la misma célula aprende a defenderse del medicamento y deja de hacer efecto. «Llegó un momento que no podía ni siquiera caminar. Tuve suerte de ser uno de los veinte elegidos para ser parte de un programa para probar el primer biológico que llegaba a Panamá».

Pinzón, que lleva catorce años usado medicamentos de biotecnología (biológicos) comentó que la diferencia con los convencionales es muy notable. «Como tengo el referente de mi mamá, puedo comparar fehacientemente qué tan bien me ha ido con la medicación: a mi edad, ella ya no tenía función en sus manos, incluso le habían hecho cirugía en la manos, codos y pies; mientras que yo no tengo ninguna.», dijo Enma.

«Mi cuerpo lleva una vida normal, nunca tuve que faltar a mi trabajo, y llegué a la edad de jubilación sana, con familia, con esposo (porque muchos no aguantan acompañar a una persona con esta enfermedad) y desarrollando la vida lo más normal posible», relató Pinzón quien debido al óptimo estado en que se encuentra, se ocupa de defender los derechos de los pacientes, porque dice que «el privilegio ella tuvo no lo tienen todos.»

fuente: TN

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