Las enfermedades neurodegenerativas en la actualidad se han constituido en un real desafío para la neurología por el notable aumento en su frecuencia, relacionado con la prolongación de la expectativa de vida de la población.

Entre ellas se encuentra la Enfermedad de Parkinson, un desorden neurológico crónico que afecta aproximadamente al 1% de las personas mayores de 60 años; sin respetar etnias, ni género, y aún a personas más jóvenes aunque en mucha menor proporción. Así, se constituye en la segunda condición neurodegenerativa más frecuente luego del Alzheimer.

“El diagnóstico de Parkinson es clínico y requiere de la presencia de los clásicamente denominados signos cardinales, a saber, lentitud de los movimientos, rigidez muscular y temblor, acoplados éstos a la progresión gradual sintomática y a la sostenida respuesta a la terapia dopaminérgica”, afirmó a CONBIENESTAR el doctor Alejandro Pellene, neurólogo especializado en Movimientos Anormales (MN: 110889), perteneciente Equipo Neurofuncional del Hospital Posadas.

Parkinson sintomas

“La evidencia actual, no obstante, sostiene que la enfermedad de Parkinson, lejos de ser un trastorno exclusivamente motor como se pensaba hasta hace unos años, incluye una mirada de manifestaciones que los neurólogos llamamos “no motoras” que impactan negativamente en la calidad de vida del enfermo, tanto o más que el menoscabo motor propio de esta enfermedad”, agregó Pellene.

“Estos síntomas “no motores” se hacen más evidentes con la progresión de la enfermedad a lo largo del tiempo, pero algunos de ellos pueden estar presentes desde el inicio o incluso precederlo por años, conocidos como “marcadores premotores”, tal es el caso de la disminución de la capacidad para percibir olores, la constipación, ciertos trastornos del sueño y trastornos del humor”, consignó la doctora Stella Maris Cuevas, otorrinolaringóloga experta en olfato y presidente de la Asociación de ORL de la Ciudad de Buenos Aires (MN 81701).

La experta explicó que la alteración cuantitativa del olfato puede preceder hasta incluso 20 años a la aparición de las manifestaciones motoras.

En los últimos años está aumentando el interés científico en la valoración del olfato como marcador de enfermedades neurodegenerativas. Se trata de un sentido que alerta, vigila y previene ante situaciones de peligro como pérdida de gas o presencia de humo. Para prevenir accidentes, es importante la instalación en el hogar de detectores de gas y de humo.

En cuanto a las alteraciones del sueño, en especial el REM, que es el sueño profundo, etapa onírica, aparecen sueños vívidos. Los enfermos patean, se mueven, sufren de pesadillas, se trata de un descanso tormentoso (pudiendo pegar, patear o caerse de la cama).

Síntomas psiquiátricos de la Enfermedad de Parkinson

El doctor Rodrigo Archain, especialista en Psiquiatría (MN 130.281), precisó que además de la clásica sintomatología motora característica de la Enfermedad de Parkinson, es importante destacar la existencia de manifestaciones en la esfera psíquica. “La depresión es una de las más frecuentes expresada, muchas veces con síntomas de desinterés y apatía, así como la ansiedad, los cambios conductuales con tendencia a la impulsividad y el deterioro cognitivo, referido como problemas de memoria y atención. Algunos síntomas psicóticos como alucinaciones visuales e ideas delirantes suelen expresarse también en estos pacientes”, enumeró.

Estos fenómenos pueden generar gran malestar en la persona afectada así como en el resto de sus relaciones sociales y familiares, complicándolos aún más. Para esto es importante acompañar al enfermo y brindarle tanto a él como a su círculo más cercano una contención basada fundamentalmente en la información y la terapéutica tanto psicológica como farmacológica, necesaria para que puedan sobrellevar una enfermedad crónica como ésta.
En lo que atañe a las opciones terapéuticas, si bien aún no existen drogas que puedan el detener el avance de la neurodegeneración, hoy se cuenta con un creciente arsenal terapéutico para morigerar los síntomas de manera tal que muchos pacientes pueden continuar con la mayoría de sus actividades cotidianas. “Cabe hacer énfasis en este punto en que el tratamiento debe ser individualizado, es decir, adecuado a las necesidades y expectativas de cada paciente. Un abordaje holístico y multidisciplinario es crucial para el éxito del mismo, en donde no sólo participa el neurólogo especialista en movimientos anormales, sino que es vital el aporte del psiquiatra, otorrinolaringólogo con experiencia en olfación, neurocirujano, terapista ocupacional, fonoaudiólogo, neuro– psicólogo,internista y fisiatra”, coinciden Cuevas, Archain y Pellene.

“Desde el advenimiento de las técnicas de cirugía funcional la misma se volvió una estrategia terapéutica válida para la enfermedad de Parkinson en estadios avanzados, en donde el mejor tratamiento médico ya no es suficiente (las series publicadas hablan de hasta un diez por ciento de pacientes en esta instancia candidatos a cirugía). La misma puede ser de dos tipos: una lesionando un grupo muy reducido de células y la otra mediante el implante de estimuladores eléctricos programables en el cerebro (específicamente en los ganglios basales); ambas mínimamente invasivas y con baja probabilidad de complicaciones”, expuso Archain.

Afortunadamente existen cada vez más líneas terapéuticas de investigación prometedoras conforme se desentrañan los intrincados mecanismos moleculares que subyacen en la enfermedad de Parkinson, tales como nuevos fármacos y blancos quirúrgicos, terapia génica y factores de crecimiento, entre otras estrategias emergentes.

fuente:tn

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