De la Redacción de Tvsana

Este es el nombre del trabajo de investigación que refleja el alto índice de sodio que consumen los argentinos, a través de panificados, snacks, quesos, aderezos y embutidos, y que redunda en el desarrollo de la hipertensión arterial. Pequeños cambios en los hábitos alimenticios, pueden revertir la tendencia.

En el marco del Día Mundial de la Hipertensión Arterial (17 de mayo), un estudio presentado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), evaluó las principales costumbres alimenticias instaladas en la población, las cuales representan grandes aportes de sodio.

El trabajo dado a conocer en el XXII Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, llevado a cabo recientemente en San Miguel de Tucumán, se basa en encuestas sobre los hábitos alimenticios de los argentinos, e indica que, más allá de la sal de mesa y el agregado de este ingrediente durante la cocción, algunos alimentos, como los panificados, son responsables de buena parte de la ingesta de sodio diaria, aunque por lo general, las personas no los identifican como tales. En cambio, sí percibe como elevados en sodio otros, cuyo aporte no es significativo, como el caso de las aguas embotelladas.

Los especialistas expresan que el consumo excesivo de sal, fuertemente arraigado en nuestro país, está estrechamente vinculado con el desarrollo de la hipertensión arterial, uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, enfermedad renal y daño cerebral.

Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en promedio, los argentinos ingieren 11,2 gramos de sal por día, el equivalente a casi una docena de sobrecitos de sal por día, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es de 5 gramos de sal cada 24 horas. SAHA y CEPEA llaman a tomar conciencia acerca de la cantidad de   sodio que se consume y a reconocer que si se realizan pequeños cambios en las costumbres, es decir, disminuir su consumo, es posible revertir la situación y generar un gran beneficio en la salud de cada uno.

En este sentido es importante, prestar atención a la sal proveniente de los alimentos, aquella que no se agrega con el salero ni al cocinar, pero que se incorpora en la elaboración de alimentos manufacturados. Sin que lo advirtamos, el pan y las galletitas representan una parte grande de la ingesta diaria de sodio en la dieta, sin contabilizar la que aporta el agregado de sal en la mesa. Reduciendo la cantidad y la frecuencia de consumo de pan, embutidos y fiambres, aderezos y quesos, puede reducirse hasta un 45 % la ingesta cotidiana de sal.

TV Sana agradece la colaboración de JM Oribe Comunicaciones