Una pareja de historiadores ha decidido vivir como se vivía a fines del siglo XIX, sin la tecnología y el confort del año 2015.

De la Redacción de TV Sana

El moderno confort, las veloces comunicaciones y los adelantos técnicos y científicos, no desvelan a todo el mundo. Todavía hay gente en algún rincón del globo terráqueo (permítase la licencia, ya que los globos no tienen rincones) que se resiste a aceptarlos. Como una pareja de  historiadores norteamericanos, obsesionados con la época victoriana, que han decidido vivir como si el reloj de la historia se hubiese detenido en aquellos tiempos idos. Son Sarah y Gabriel Chrisman, según sus propias palabras, “involucrados en un estudio experimental a largo plazo sobre la cultura y la tecnología de finales del siglo XIX.  Por lo tanto viven como se vivía en ese entonces. Es decir, Sarah lleva un corsé típico de la época, durante los 365 días del año. Los anteojos con montura de Gabriel datan del siglo XIX. Y pasan sus días en una casa propia construida en 1888, en la que tienen una heladera que funciona con barras de hielo, lámparas de aceite y un calentador de gas del siglo de referencia. Cada mañana, Sarah le da cuerda al reloj mecánico del salón y escribe cartas con una pluma estilográfica antigua. Nada de mails, mensajes y mucho menos WhatsApp. Ambos particulares personajes se lavan en una bañadera con patas de hierro fundido, usando barras de jabón de Castilla de una compañía que data del 1835. Y está de más decir que ninguno de los dos posee teléfono móvil, ni computadoras portátiles. Y Sarah jamás ha tenido licencia para conducir.

“Nadie nos dejó de un día para otro en una existencia victoriana perfectamente amueblada, ese tipo de cosas solo suceden en los cuentos de hadas y en Hollywood”, escribió Sarah en un nuevo ensayo personal. Y agregó: “Tuvimos que apoyarnos mutuamente para desafiar los dogmas de la sociedad sobre cómo debemos vivir o aprender”.

Sarah reconoció que no fue fácil encarar este proyecto de vida, hubo una época en que la llamaban “bicho raro” y recibía mensajes de odio. Sin embargo, señaló que “gran parte de la tecnología moderna se ha convertido en una colección de cajas mágicas negras” y que “los sistemas que dominan la vida de las personas se han vuelto tan opacos que la mayoría de los estadounidenses no tienen ni idea de cómo funcionan muchos de los objetos que usan todos los días en su trabajo”.

Esta experiencia hace que uno se pregunte. ¿Es posible vivir en el año 2015 sin depender de un celular o de una computadora? ¿Cómo sería la vida de cada uno de nosotros sin esas herramientas incorporadas a la vida diaria? Sarah y Gabriel, tienen la respuesta.