La parotiditis, vulgarmente conocida como paperas, no parece a priori una de las infecciones víricas más peligrosas a las que nos enfrentamos. Causa un agrandamiento doloroso de las glándulas salivales, pero también puede afectar a otros órganos, sobre todo en los adultos.
Una de sus posibles complicaciones preocupa especialmente a los jóvenes: la infertilidad o esterilidad masculina. Carlos Lumbreras Bermejo, secretario general de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, confirma el pronóstico mayoritariamente benigno: “La parotiditis es una infección vírica que era bastante común en nuestro país antes de la generalización de la vacuna y que, en la mayor parte de los casos, cursa sin complicaciones relevantes”.
La complicación más común es la orquitis (inflamación testicular), que aparece entre el 15-30% de los varones que padecen la infección después de la pubertad, siendo muy rara en los niños. En cambio, la ooforitis (inflamación de los ovarios) es mucho más rara, apareciendo en el 5% de las mujeres que han pasado la pubertad. “Otras complicaciones, como meningitis (inflamación del tejido que cubre el cerebro y la médula espinal), encefalitis (inflamación del cerebro), sordera, artritis o miocarditis (inflamación del músculo cardiaco) son mucho más raras y, desde luego, excepcionales en pacientes vacunados”, subraya el experto.
El riesgo de esterilidad en su verdadera dimensión
Lumbreras reconoce que las paperas pueden producir infertilidad, pero acota el riesgo. En primer lugar, explica que orquitis o inflamación testicular “suele afectar a un solo testículo en la mayor parte de los casos”. Por lo tanto, el testículo que queda a salvo garantiza preserva fertilidad. El internista agrega que, aunque es cierto que las paperas pueden producir atrofia testicular en un tercio de los casos en los que se afectan, la esterilidad asociada a esta infección es excepcional”. Y aprovecha para descartar otro posible riesgo que a veces se cita fuera del ámbito científico y sanitario: “No hay ninguna evidencia de la asociación de las paperas con los tumores testiculares”.
Tampoco existe ninguna prueba que ligue esta infección a la aparición de problemas de fertilidad en las mujeres.
Lo que sí es cierto es que las paperas son más graves en los adultos que en los niños, con un porcentaje de complicaciones mayor. “Dicho esto, el factor que más importante para determinar su gravedad es el hecho de estar o no vacunado”, apunta.
Importancia de la vacunación
La eficacia de la vacuna frente a las paperas ha sido otro tema discutido en los últimos años. Esta inmunización se introdujo en España en 1981 y se administra con otras dos vacunas (sarampión y rubéola) -en la conocida como vacuna triple vírica- a los 12 meses y a los 2-4 años de edad (dosis de recuerdo).
“La vacuna es muy eficaz, como lo demuestra el hecho de que, tras instaurarse la vacunación sistemática en España, los casos de parotiditis se redujeron en un 99%”. Es verdad que puede haber casos de parotiditis en pacientes vacunados, aunque suelen ser leves. El experto también confirma que ciertos lotes de vacunas administrados en los años 80 y los 90 han demostrado proporcionar una protección menor de la esperada. De hecho, “en todos los países desarrollados se han registrado pequeños brotes epidémicos, generalmente limitados y con escasas complicaciones, afectando a pacientes adultos que se vacunaron en mediados de los 80 (85-88) y finales de los 90 (95-99)”.
Antes esa situación, algunas comunidades autónomas pusieron en marcha campañas para la revacunación de los jóvenes con las vacunas actuales, que se han mostrado más eficaces. “No hay peor vacuna que la que no se pone”, afirma el especialista. “En un país con altas tasas de cobertura vacunal como el nuestro, el riesgo de brotes epidémicos grandes es inexistente. Todos los nacidos desde el año 2000 han recibido vacunas que han mostrado una altísima eficacia. Los vacunados previamente, con las excepciones comentadas, también”.
En cuanto a los adultos de más edad, explica que muchos de ellos “pasaron la enfermedad antes del inicio de los programas de vacunación y los que no lo hayan hecho pueden vacunarse, aun sabiendo que el riesgo de infección es insignificante”. El experto concluye con una advertencia dirigida a quienes cuestionan la eficacia de las vacunas: “Los recientes brotes (limitados) de paperas o sarampión deberían servir para que todos fuéramos conscientes de la importancia de las vacunas y de cómo sería nuestra vida sin ellas”.
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