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Los ataques de pánico

Los ataques de pánico son una de las enfermedades psicosomáticas más comunes en las personas, sin embargo son poco comprendidas por aquellos que no la padecen.

tvsana agradece a la Lic. Agustina Arnaus -Psicóloga UBA –

Los ataques de pánico son una de las enfermedades psicosomáticas más comunes en las personas, sin embargo  son  poco comprendidas por aquellos que no la padecen.

Anteriormente, el ataque de pánico era muy difícil de diagnosticar pues se la confundía, a modo de ejemplo con una lipotimia. Actualmente y ya hace un tiempo, se ha logrado obtener el verdadero conocimiento.

Intentando describirlo para mayor interpretación, y no caer sólo en una explicación meramente psicológica. Nos referimos a un estado, que en general se dispara por alguna causa psicológica, que generalmente guarda relación con el estrés.

Valdría destacar lo que significa para mi ideología el estrés, ya que en muchas oportunidades se la relaciona solamente con lo laboral. Este es un tipo de estrés, pero existen varios, o mejor dicho, son varios las causas estresantes que podrían causar un ataque de pánico.

Lo que sí estaría claro, es que en su mayoría se despiertan cuando la persona se encuentra en una situación límite de estrés.

El ataque de pánico se caracteriza en general por los siguientes síntomas: el individuo comienza a poseer sensaciones de frío y calor al mismo tiempo, falta de aire, siente que la respiración se vuelve más corta, tiene palpitaciones, donde el paciente tiende a pensar que posee algo en el corazón. Sus manos comienzan a transpirar, y el más difícil de combatir es la sensación de muerte que el individuo posee.

Esta enfermedad, al igual que muchas otras, es muy difícil de diagnosticar como comenté anteriormente, pues no se puede descubrir a través de ningún examen tangible de cualquier índole. Por eso, antes hay que descartar cualquier posible enfermedad puramente física.

A su vez es difícil de comprender para quien lo sufre y para quienes rodean a tal paciente. Considero, que esto tendría que ver, entre otras cosas, porque en general las enfermedades psicosomáticas son difíciles de comprender. Y es aquí en unos de los puntos que quiero hacer hincapié. Pues, por un lado el paciente no entiende que le ocurre, se dirige al médico, donde después de varios estudios, le dicen que no tiene nada y que debería consultar a un psicólogo. Lo que se acostumbra a recomendar cuando un médico no encuentra causa física que explique dichos síntomas. Allí es donde la persona arriba al profesional de la salud mental, donde luego de analizar su discurso, entre otras cosas, llega a la conclusión de que se trataría de ataques de pánico. Ahí el individuo comienza a entender un poco más de lo que padece. Luego, además de empezar un tratamiento psicológico, para acompañarlo en su enfermedad, se acostumbra a completarlo también con un tratamiento psiquiátrico. Allí en general, la respuesta de la mayoría justamente es de pánico, porque hay desconocimiento de su función o bien porque nunca han tenido un acercamiento a un psiquiatra. Y la palabra “psiquiatra” tiende a dar temor, frases tal cual tomadas y típicas de los pacientes “… pero yo no estoy loco…”. Y esto no finaliza aquí. Esta enfermedad debe ser tratada con psicofármacos, en general una combinación de ansiolíticos con antidepresivos. Aunque este es el campo del psiquiatría, no podía dejar de mencionarlo, en este sentido. Una vez más, o mejor dicho la persona cuando se anoticia de esto, la primer reacción es de evitación de querer realizar dicho tratamiento, se niega. Otra frases típica de éstos pacientes, en esta oportunidad es “pero si yo nos soy depresivo porquen tengo que tomar eso”.

Después se le explica bien detalladamente varias cuestiones: que en su caso, esta medicación no se la están otorgando por ser depresivo, por poseer trastorno de ansiedad, a modo de ejemplo. Si no que los mismos cumplen varias funciones, y en este caso es la de lograr estabilizar al paciente, con el objetivo de prolongar su estado de bienestar y acortar sus estados de crisis.

Retomando el síntoma, como lo señalé anteriormente en mi opinión lo más difícil de llevar, es la sensación de muerte. Donde se le explica al paciente que es real lo que siente pero que es imposible eso ocurra, pues no es una enfermedad que tenga que ver con el corazón, ni nada de eso. En conclusión la persona no corre riesgo de morir. Allí el paciente se tranquiliza un poco más. De hecho el cuerpo luego de una crisis logra retomar un estado de homeostasis: equilibrio general del cuerpo, de la mente de la persona.

Quizás varios que lean este artículo, se encuentran con que lo que escribo es un saber sabido, pero considero que para otros a lo mejor les sea útil para poder conocer mejor a la enfermedad.

Y otro punto donde quiero hacer hincapié, que seguramente no sea más de lo mismo, es que intentemos comprender mejor a un paciente que sufre una enfermedad psicosomática. Creo que no interesa, si es meramente física o no, si corre riesgos de vida o no. Lo importante es que la persona sufre y mucho. No caigamos en lo que se acostumbra a hacer en general, “juzgar lo que le sucede al otro”. En este caso, frases comunes de dichas personas “no entiendo que le pasa, si no tiene nada, todos sus estudios salieron bien”. No esperemos a tener exámenes en nuestras manos, para entender que la persona esta sufriendo. Nada más ni nada menos, porque como dije anteriormente, hay infinidades de enfermedades que no se las puede comprobar a través de un medio tangible, eso no significa que el paciente “no tiene nada “

Acompañémoslo desde la compasión, informándonos de que enfermedad se trata, para poder ayudarlo más aún y entender mejor de que estamos hablando.

Y finalmente no esperemos a atravesar una situación semejante para estar a su lado. De esa manera, no puedo negar que se comprende mejor al paciente, pero ¿vamos a estar a la espera de poseer algo similar para escucharlo, acompañarlo, darle amor?

Como psicóloga y justamente tratando con enfermedades que pocas son las que se pueden comprobar a través de algo tangible, “no pensemos que es necesario ser profesionales de la salud mental para ayudar a algún ser querido que esta atravesando una situación semejante”.

“BRINDÉMOSLE LO QUE SÍ PODEMOS: CARIÑO, ACOMPAÑAMIENTO, COMPASIÓN, ESCUCHA…”

Y un mensaje a los pacientes: “INTENTEN PAULATINAMENTE ENTENDER Y AMIGARSE CON LO QUE PADECEN”. DE ESTA MANERA, SE LES HARÁ MÁS FÁCIL LA MEJORA, PIDAN AYUDAN LAS VECES QUE SEA NECESARIO. QUÍTENSE TODAS LAS DUDAS QUE INVADEN SU MENTE Y LOS INTRANQUILIZAN.

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