Todos los años, generalmente en los meses de invernales, leemos en las noticias sobre epidemias de gripe. Se supone que todos sabemos más o menos lo que es la gripe. Aún así, vamos a intentar profundizar un poco más.

De acuerdo con la OMS, La gripe es una infección vírica que afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, los pulmones.

Virus de la gripe

El agente causante de la gripe es el Myxovirus influenzae, virus RNA de la familia de los Orthomyxoviridae, género Influenzavirus.

El virus de la gripe tiene una elevada capacidad para generar variantes antigénicas (la variación antigénica se refiere al mecanismo mediante el cual un organismo infeccioso altera sus proteínas de superficie con el fin de evadir una respuesta inmune del huésped). Esto ha llevado a definir a la gripe como una enfermedad constante causada por un virus siempre variable. Esta elevada variabilidad junto con su alta transmisibilidad ha hecho del virus de la gripe uno de los patógenos que más mortalidad ha causado a lo largo del siglo XX. Se estima entre 40 y 100 los millones de personas muertas por su causa, teniendo solo en cuenta las pandemias de los años 1918, 1957, 1968 y 1977.

Existen tres tipos de virus de la gripe: A, B y C. Los tres virus tienen una estructura muy similar, y sus principales diferencias se deben a las glicoproteínas de la capa exterior que están involucradas en la interacción del virus con el sistema inmunitario humano. Existen principalmente dos tipos de glicoproteínas de superficie: hemaglutininas (HA) y neuraminidasa (NA). Hay 16 diferentes subtipos de HA y 9 de NA y el subtipo de cada virus viene definido por la combinación de la HA y la NA que contiene

  • Virus del tipo A: Son los principales patógenos causantes de las epidemias que se producen anualmente en humanos. Existen variantes de virus del tipo A que afectan a otros animales como aves, cerdos, caballos e incluso mamíferos marinos.
  • Virus del tipo B: Afectan fundamentalmente a seres humanos. Aunque menos frecuentes que los anteriores, también suelen provocar epidemias anuales en invierno.
  • Virus del tipo C: Es menos común que los dos anteriores, no produce epidemias y sólo provoca infecciones asintomáticas o cuadros clínicos poco relevantes. Solo presenta un tipo de proteína de superficie, la hemaglutinina-esterasa.

Durante los últimos 30 años, los principales causantes de brotes de gripe en humanos fueron virus del tipo A H1N1 y H3N2.

Estructura tridimensional del virus de la gripe. Rojo: neuraminidasa. Azul: hemaglutinina. Verde: material genético (RNA).

Transmisión

La única fuente de infección de la gripe es el contacto con una persona enferma o portadora del virus con manifestación poco sintomática. En algunas formas, como la gripe aviar H5N1, el contagio se produce a partir de aves infectadas.

La transmisión se realiza por vía respiratoria y por contacto:

  • El virus se transmite con facilidad de una persona a otra a través de gotículas y pequeñas partículas expulsadas con la tos o los estornudos. Estas gotitas pueden ser inspiradas por quienes están a su alrededor, que quedan de esa manera expuestos al virus.
  • El virus también puede propagarse a través de las manos infectadas
  • De forma mucho menos habitual, puede ocurrir que el paciente contamine objetos o superficies transmisoras (como pomos de puertas, encimeras, teléfonos…) y que otras personas se contagien al tocar dichas superficies con las manos y llevárselas más tarde a la boca o a la nariz.

El virus de la gripe puede mantener su capacidad infectante durante un periodo de entre 24-48 horas en superficies no porosas (metales o plásticos) y hasta 12 horas en la ropa, papel o pañuelos desechables.

La transmisión es más frecuente en los meses fríos ya que las bajas temperaturas favorecen su difusión. Para evitar la transmisión hay que lavarse las manos regularmente y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar. Se estima que cada persona afectada de gripe es capaz de contagiar a entre 1 y 2 personas, normalmente a aquellos con un contacto más estrecho como familiares o compañeros de trabajo.

¿Cómo nos infecta el virus de la gripe?

El virus ataca en primer lugar a las células de las vías respiratorias. La replicación viral dura entre cuatro y seis horas. Transcurrido ese tiempo, los nuevos virus que se liberan desde las células infectadas ya están preparados para propagarse al resto de células.

Los virus de la gripe se adhieren a las células huéspedes por medio de residuos de ácido siálico presentes en glicoproteínas y glicolípidos de la membrana celular, mediante la acción de la HA. Posteriormente estos virus adsorbidos sobre la membrana celular utilizan el mecanismo de endocitosis mediada por receptor para penetrar en la célula diana. Los virus de la gripe transcriben y replican sus RNAs en el núcleo de las células que infectan. Una vez que RNA del virus se ha replicado, la mayoría de las proteínas que se sintetizan en la célula infectada son virales y casi no se detecta síntesis de proteínas celulares. Una vez formados los nuevos virus, la NA facilita su liberación de la célula infectada, rompiendo las interacciones entre las moléculas de HA de los nuevos virus y los restos de ácido siálico de la célula que lo ha producido. De esta manera, la actividad enzimática de la NA impide que el virus producido quede atrapado en las secreciones mucosas del tracto respiratorio y permite su difusión por el organismo infectado.

Hace no mucho tiempo se ha descubierto que el virus de la gripe mata las primeras células del sistema inmune que son las mejor equipadas para neutralizar el virus.

El sistema inmune trabaja para generar células capaces de producir anticuerpos que ataquen al invasor hostil. Estas células B específicas proliferan y secretan los anticuerpos que actúan frente al virus. Una población de estas células retiene la información necesaria para neutralizar el virus la próxima vez que penetre en el organismo. En la superficie de estas células B de memoria hay receptores de alta afinidad específicos que se unen a las partículas de los virus para reducir la propagación viral. En teoría estas células deben servir como primera línea de defensa del cuerpo, pero el virus de la gripe utiliza la especificidad de los receptores de las células para poder entrar en ellas, interrumpir la producción de anticuerpos y, en última instancia, destruir las células. De esta manera, el virus es capaz de replicarse de manera eficiente para que el sistema inmunológico tenga que montar una segunda ola de la defensa.

Síntomas

El periodo de incubación oscila entre 18 y 36 horas. Las personas enfermas son capaces de transmitir el virus gripal desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta entre tres y siete días después del comienzo de la enfermedad.

La gripe estacional se caracteriza por el inicio súbito de fiebre alta (38-40ºC), tos, dolores musculares, articulares, de cabeza y garganta, intenso malestar y abundante secreción nasal. La fiebre y los dolores musculares suelen durar de tres a cinco días, mientras que la congestión y la falta de energía, hasta dos semanas. La afección de las vías respiratorias puede llegar a tardar entre seis y ocho semanas en desaparecer por completo.

Una de cada tres personas con gripe no desarrolla los síntomas clásicos de la enfermedad, pero puede transmitir de forma efectiva los virus gripales durante cinco o diez días.

Epidemias estacionales

La gripe suele propagarse rápidamente en forma de epidemias estacionales. En los climas templados las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno, mientras que en las regiones tropicales pueden aparecer durante todo el año, produciendo brotes más irregulares.

En cada temporada puede afectarse entre un 5-15% de la población. Excepcionalmente, en una pandemia la contagiosidad puede ser muy superior. La enfermedad es causa de hospitalización y muerte, sobre todo en los grupos de alto riesgo (niños muy pequeños, ancianos y enfermos crónicos). Estas epidemias anuales causan en todo el mundo unos 3 a 5 millones de casos de enfermedad grave y entre 250.000 y 500.000 muertes. Sólo en Europa fallecen entre 40.000 y 220.000 personas cada año y en España las cifras están entre 1.500 y 4.000 defunciones anuales por causas relacionadas con la gripe.

En los países desarrollados la mayoría de las muertes relacionadas con la gripe corresponden a mayores de 65 años. Las epidemias pueden causar gran absentismo laboral y escolar, y pérdidas de productividad. Las clínicas y los hospitales pueden verse abrumados por el gran número de enfermos que acuden a ellos durante los periodos de máxima actividad de la enfermedad.

Prevención

La forma más eficaz de prevenir la enfermedad y sus consecuencias graves es la vacunación. Hace más de 60 años que se vienen utilizando vacunas seguras y eficaces.

La vacunación es especialmente importante en las personas que corren mayor riesgo de sufrir complicaciones de la gripe y en aquéllas que viven con pacientes de alto riesgo o que cuidan de ellos.

fuente: https://www.dciencia.es/gripe/

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