Bienestar y Prevención 73

Hígado graso: una enfermedad silenciosa

Al no presentar síntomas, muchos desconocen que la padecen, no hacen la consulta y la minimizan. Pero es necesario hacerse controles porque sus derivaciones pueden ser graves.

De la Redacción de Tvsana

Al no presentar síntomas, muchos desconocen que padecen del higado graso, no hacen la consulta y la minimizan. Pero es necesario hacerse controles porque sus derivaciones pueden ser graves.

El llamado hígado graso es un trastorno por el cual se acumula una abundante cantidad de grasa en el hígado del cuerpo humano. Y se trata de un problema bastante habitual que ya alcanza al 30 % de la población adulta, incluso ya comienzan a detectarse casos en adolescentes y en niños. Así lo indican estudios recientes, de los cuales también se desprende que el hígado graso ha pasado a ser el primer motivo de consulta en los servicios de hepatología de los hospitales argentinos.

Esta enfermedad ha sido catalogada como silenciosa ya que no presenta síntomas, por lo tanto, la gente no sabe a ciencia cierta si la padece o no y, en su gran mayoría, deja de concurrir a la consulta. Y si lo hace -una pequeña porción de la población adulta- y los médicos diagnostican la patología, aquellos tienden a restarle importancia, como si se tratase de un mal menor. Por otra parte, nadie está exento de poder sufrir hígado graso, aunque son los que padecen obesidad, sobre peso, hipertensión, diabetes 2, alto colesterol malo y triglicéridos, quienes cuentan con mayores posibilidades de desarrollarlo.

El hígado graso no es un mal menor. Provoca serias consecuencias para el organismo, por ejemplo, lesiones similares a las que ocasiona el excesivo consumo de alcohol. Y puede derivar en una fibrosis, una cirrosis y hasta es posible que cause cáncer de hígado. También crecer las alternativas de riesgo cardiovascular en aquellas personas con hígado graso. Por todo ello es necesario tomar con seriedad este inconveniente, sobre todo porque la obesidad y el sobre peso se han vuelto una verdadera epidemia en todo el mundo.

¿Cómo se vuelve graso un hígado? Consumiendo abundante comida chatarra (pizza, hamburguesas, medialunas, entre otras cosas), fomentando el sedentarismo y también por una predisposición genética. Y no hace falta ser gordo. Los flacos también corren peligro si la dieta alimenticia no es sana y hay cuestiones genéticas de por medio.

Como sucede con gran parte de las enfermedades, un diagnóstico precoz es determinante para evitar consecuencias mayores. Por lo tanto, los médicos especialistas aconsejan hacerse un chequeo de rutina con un hepatograma sumado a una ecografía. Y si se confirma la patología, es necesario recurrir a un tratamiento.  Un tratamiento que, básicamente, consiste en que el paciente reduzca su sobrepeso, corrija los factores de riesgo metabólicos (diabetes, colesterol, triglicéridos) y realice actividad física de modo habitual, en sesiones de unos 45 a 50 minutos, tres veces a la semana.

En pacientes con estado más avanzado se aconseja el uso de vitamina E y el fármaco Pioglitazona (en el caso de que el problema en el hígado esté vinculado con la diabetes tipo 2), ya que estos han demostrado ser eficaces en el propósito de revertir el inconveniente de salud.

 

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