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Vivir empastillados: alto consumo de ansiolíticos y analgésicos en Argentina

Pastillas para dormir, pastillas para evitar estar tristes, para superar muertes o traumas, o para intentar controlar el porvenir. En la Argentina, el consumo de ansiolíticos creció más de 5% en 2013, y su uso es considerado abusivo por los especialistas. Eso lo que concluye el informe de una importante consultora internacional, que analiza la cantidad y tipo de medicamentos que circulan por la red comercial (laboratorios, droguerías y farmacias)

Pastillas para dormir, pastillas para evitar estar tristes, para superar muertes o traumas, o para intentar controlar el porvenir. En la Argentina, el consumo de ansiolíticos creció más de 5% en 2013, y su uso es considerado abusivo por los especialistas. Eso lo que concluye el informe de una importante consultora internacional, que analiza la cantidad y tipo de medicamentos que circulan por la red comercial (laboratorios, droguerías y farmacias).

El Alplax lidera el ranking de remedios con receta archivada más vendidos en el país entre enero y septiembre del año pasado, con 4,3 millones de cajas. Luego, le siguen los medicamentos Clonagin (2,9 millones), Rivotril (2,4 millones, un 28,8% más respecto del año anterior), Tranquinal (1,3 millones) y Neuryl (1,1 millones).

El jefe del área en el hospital Fernández especialista en toxicología, declaro a un diario que «llama mucho la atención el alto consumo de Clonazepam (Clonagin y Rivotril) en nuestro país, que, calculado por número de habitantes, es uno de los más altos del mundo, aunque se trata de una medicación con indicaciones muy precisas. La cantidad de cajas que se venden es absolutamente excesiva. Esto se ve reflejado en las estadísticas de nuestro servicio, donde este tipo de medicamentos es la segunda causa de intoxicación en las guardias».

En tanto, en la lista de ansiolíticos aparecen los medicamentos Diocam, Somit y Lexotanil, y también la «droga del amor», que si bien debe utilizarse para la disfunción sexual masculina, también se emplea en forma abusiva como estimulante sexual. Así, Magnus se ubica en el sexto lugar del ranking de medicamentos con receta archivada, con 1,1 millones de cajas vendidas, y luego Vimax, con 820.000, algo que también despierta polémica, ya que estas drogas hoy se consiguen fácilmente en quioscos y bares nocturnos, y hasta las ofrecen en un combo que incluye tragos con alcohol.

En la Argentina  el uso de ansiolíticos es muy alto y en su mayor parte automedicados. Si bien existe una regulación al respecto, no se sabe cuáles son los mecanismos por los cuales las personas acceden a las recetas, ya que la mayor parte de las prescripciones suelen venir de no especialistas en el campo de la salud mental.
Según diversos estudios, la mayoría de los médicos que recetan ansiolíticos no son psiquiatras ya que es bastante frecuente que la primera indicación del ansiolítico haya sido efectuada por algún profesional en una situación de necesidad de la persona que lo consulta (una pérdida, un trauma). El problema es que casi nunca se les advierte a las personas que deben tomar esa medicación en forma puntual y durante un lapso breve. Progresivamente, dado que ya tienen «la caja» del ansiolítico, las personas comienzan a utilizar el medicamento cuando les parece que lo necesitan, justamente por su alta eficacia para controlar la ansiedad y la preocupación. Después, ocurre el mecanismo en el cual aprovechan cualquier visita para pedirle al médico que, «ya que está», les confeccione la receta pertinente. No siempre el médico está con la disponibilidad para indagar sobre quién y cómo hizo la indicación del ansiolítico, y lamentablemente el paciente lo consigue.
«Hoy día muchas personas se auto medican, y los nombres Clonazepam o Rivotril se han hecho comunes. También están quienes mezclan fármacos con otras drogas o con alcohol. Es una situación lamentable que se agrava debido a que este tipo de medicación, que no es de venta libre sino bajo receta archivada, se comercializa vía internet, por ejemplo», explica la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta).

Pablo Abadi, médico psicoanalista y profesor de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), cuestionó la utilización de drogas para superar situaciones de la vida. «Los fármacos no son un medio para sobrellevar las tensiones de la vida: las postergan, las agravan y dejan a los pacientes en muy mal estado para resolverlas. Ofrecen un aura de seriedad y cientificismo que los hace más creíbles. Parte del problema es que los laboratorios inventan síntomas y trastornos de a centenas y después ofrecen la solución. Es sólo un tiempo, dicen, y una dosis mínima. Así, logran introducir la idea en la población de que sentir dolor y estar triste o ansioso es parte de un trastorno. Una vicisitud vital se transforma en un síntoma que se inscribe en un diagnóstico. Así se medican penas, esperas, amores, separaciones, muertes, se medican duelos, niños inquietos, etcétera. Y nos invitan a olvidar el alma y las emociones».
El negocio de la venta de medicamentos moviliza unos 50.000 millones de pesos anuales. Según el estudio mencionado, la medicación más vendida con receta simple es el Actrón 600, un analgésico antiinflamatorio de rápida acción que también se consigue sin ella. Las ventas de este medicamento crecieron un 25,2% entre enero y septiembre del año pasado..

Fuente: La Nación

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