Un trastorno que afecta a las personas que ejercen el poder. Las hace perder perspectiva de la realidad, creen que saben todo y el resto nada, y que quienes las critican son sus enemigos.

De la Redacción de TV Sana

Hybris o hibris es un concepto que viene del antiguo teatro griego, que puede traducirse como “desmesura”. No hace referencia a un impulso irracional y desequilibrado, sino a un intento de transgresión de los límites impuestos por los dioses a los hombres mortales y terrenales. Quienes lo padecían eran temerarios y orgullosos, incluso, en ocasiones, se creían iguales o superiores a los dioses.

En el campo de la sociología y la política, el concepto suele asociarse a los líderes que presentan síntomas de narcisismo y megalomanía. La palabra narcisismo alude al mito de Narciso: amor a la propia imagen, y los sociólogos la describen como un trastorno en el cual el paciente sobrestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación. Y megalomanía es, por su parte, una condición psicopatológica caracterizada por fantasías delirantes de poder, relevancia, omnipotencia y por una inflada autoestima.

Muchos especialistas en esta patología la definen como “la enfermedad del poder”, la cual genera que quien la sufre piense que sabe todo, que la realidad es la que esta persona cree que es y no la que realmente es, y que está convencida que lo sabe todo, el resto no sabe nada y, en tal sentido, los desprecia y descalifica. Otros, incluso, agregan a estas características, dos más: sus víctimas se creen invencibles y ven enemigos por todas partes.

No obstante, expertos en el tema aseguran que cualquier persona que ejerce el poder puede caer en sus garras, a pesar, dicen, de que no se trata de una enfermedad encuadrada en el manual de la psicología y psiquiatría. Pero… ¿cómo se manifiesta? Se manifiesta en actitudes y formas de proceder: cuando alguien se la cree, cómo se dice habitualmente; o está convencido o convencida que su pensamiento es el correcto y los del resto no; o cree que todos aquellos que son sus críticos, son en realidad enemigos. Y este conjunto de actitudes puede llevar a la persona víctima del síndrome a tomar decisiones erróneas, ya que pierde absolutamente la perspectiva de la realidad y ve únicamente lo que quiere ver. Y este tipo de decisiones, en un líder político o en primeras figuras de los países, pueden provocas serias consecuencias.

¿Ejemplos de víctimas, con nombre y apellido? Winston Churchill, estadista británico; George Bush (h), ex presidente de Estados Unidos; Margaret Thatcher, ex primera ministra de Inglaterra; y, dicen, Cristina Fernández, la presidenta de Argentina hasta el 10 de diciembre.