Cualquier persona puede ser maltratada por su pareja, un jefe autoritario, sus padres o, incluso, un hijo. Cuando el maltrato es físico suele haber señales que lo delatan, y si el afectado es una persona adulta tiene la capacidad de denunciarlo, o al menos puede contárselo a alguien de su entorno. Sin embargo, cuando la persona maltratada es dependiente, vulnerable, con pocos recursos, o presenta una incapacidad física o mental, como puede ser el caso de un anciano, o cuando el abuso no deja señales visibles, el problema no es tan fácil de detectar.

El maltrato a las personas mayores es un problema social muy de actualidad. Es posible que hace unos años la problemática también existiera, pero el aumento de la esperanza de vida ha hecho que los ancianos sean un pilar fundamental de nuestra sociedad y reciban mucha atención. Cada vez son más las ayudas y servicios sociales que se crean por y para favorecer su bienestar, entre los que se incluyen los que facilitan que puedan denunciar un caso de maltrato, como el teléfono de emergencia.

Según la Organización Mundial de la Salud el seis por ciento de las personas mayores se encuentran en una situación de riesgo de maltrato en el ámbito doméstico.

Estas acciones suelen cometerlas las personas más allegadas al adulto mayor, como es su propia familia, cuidadores, y profesionales sanitarios que les atienden; de ahí la importancia de que toda la sociedad sea consciente de esta situación.

Maltrato

Cualquier persona puede ser maltratada, pero el riesgo aumenta al tener un mínimo grado de dependencia y, por tanto, vulnerabilidad, como suele ser el caso de los mayores. En concreto, como se recoge en la Hoja para el Paciente publicada por el Journal of the American Medical Association (Revista de la Asociación Médica Estadounidense), los factores que aumentan el riesgo de que un mayor sea maltratado son:

  • Sufrir alguna demencia.
  • Presentar algún tipo de discapacidad física o cognitiva.
  • Mal estado de ánimo o depresión.
  • Poco apoyo social, pequeño círculo de allegados.
  • Problemas con el alcohol u otras sustancias, que alteran sus capacidades físicas y mentales.

A su vez, el cuidador, sea familiar o no, presenta más posibilidades de ser maltratador si:

  • El mayor muestra una actitud negativa, desafiante o resentida hacia él.
  • Depende económicamente del anciano.
  • Ha sido maltratado por la persona mayor anteriormente.

Es importante que la sociedad conozca las señales que hacen sospechar que un mayor está siendo maltratado, ya que en la mayoría de los casos ellos no se sienten con la valentía de denunciar su situación. También puede ocurrir que el anciano realmente no sea consciente de lo que le están haciendo, como ocurre con el abuso material y económico.

Algunas de las manifestaciones en las que deben fijarse las personas del entorno del mayor son:

  • El anciano muestra un aspecto descuidado, con la ropa sucia, vieja y mal olor.
  • El mayor ha cambiado su rutina. Por ejemplo, no ha salido de casa en varios días.
  • Se observan malas reacciones del cuidador hacia el mayor, como es empujarle para que camine más deprisa, o no prestarle ayuda al bajar las escaleras.
  • El mayor ha dado un bajón en pocos días, se le ve más delgado, con mala cara, aspecto frágil, o simplemente no habla con la misma vitalidad que antes.

Efectos que provoca el maltrato de las personas mayores

Dejando a un lado los posibles daños físicos que pueden sufrir las personas mayores que son maltratadas, los cuales se agravan por su delicado estado de salud, cualquier manifestación de abuso les repercute mentalmente.

Los expertos en psicología geriátrica coinciden en señalar que los mayores maltratados tienden a sentirse atrapados en su cuidador debido a su grado de dependencia, lo que conlleva sentimientos de inseguridad, incapacidad, y desesperación. Estos efectos, además de fomentar estados de tristeza y de depresión, originan el autoabandono del mayor, favoreciendo la falta de interés por sus aficiones, por su medicación y, en el peor de los casos, por su propia vida.
El miedo a que el maltratador tome represalias contra él en forma de gritos, golpes, o abandono, impide al mayor denunciar esta situación.

Todos tenemos cerca a alguna persona que pertenece al grupo considerado de la tercera edad, por tanto, podemos hacer un ejercicio de reflexión y pensar en si el trato que le damos es el más adecuado. Es posible que, sin ser conscientes de ello, no estemos respetando algún aspecto importante que influye en su calidad de vida.

Teniendo en cuenta estos consejos podemos tomar más conciencia de cómo podemos favorecer el buen trato a los mayores:

-Hay que saber lo que realmente necesitan. Llegar a la vejez no implica tener que recibir una serie de cuidados concretos, ya que dependiendo de la capacidad física y cognitiva de cada uno, del estado de salud, del grado de dependencia e, incluso, del pudor del anciano, demandará una serie de cuidados diferentes.
-Evita que caigan en el desfase generacional. Que el anciano sólo se relacione con otras personas mayores, o ni si quiera con ellas, conduce al aislamiento.
-Háblale como te gustaría que te hablasen a ti.
-Hazlo partícipe de tu vida.

Agradecemos a webconsultas por la nota

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